Milagros Soto, una niña de 12 años, murió practicando un desafío de TikTok en su casa como un “posible suicidio”. Si bien el fallecimiento de la joven rosarina generó alerta en el país, lamentablemente esta práctica extrema se cobró la vida de varios menores en todo el mundo.
El caso de Milagros, aún investigado por la fiscalía, es similar al de Antonella, una niña italiana de 10 años que fue encontrada muerta con un cinturón en el cuello en enero de 2021. De la misma manera, el reto terminó con la muerte de Nyla Anderson, 10 años, quien fue encontrada inconsciente en su habitación en Pensilvania.
Según un estudio elaborado por el Centro para el Control y la Prevención de Enfermedades de Estados Unidos, al menos 82 fallecimientos fueron inducidos por el “blackout challenge”, también conocido como “el desafío del apagón”.
Para entender mejor los efectos que pueden producir aplicaciones como TikTok, una de las plataformas más frecuentada por los menores, conversamos con Ramiro Massaro, profesor de Historia, especialista en Educación y Nuevas Tecnologías y autor del libro “Aportes para la Innovación Educativa: Cultura Digital y Práctica Docente”.
“Estas muertes se podrían haber evitado si los niños, niñas y adolescentes tomaran conciencia de los daños que pueden producir estos desafíos. Nuestro rol como adultos es fundamental en ello”, afirma.
“Los riesgos son varios. Por ejemplo: dar información personal y sensible puede poner en peligro al grupo familiar. O incluso realizar contactos con adultos que buscan satisfacer algún tipo de perversión sexual”, agrega.
“Estas muertes se podrían haber evitado si los niños, niñas y adolescentes tomaran conciencia de los daños que pueden producir estos desafíos. Nuestro rol como adultos es fundamental en ello”
Según Massaro, no se trata de riesgo, sino de un uso irresponsable de plataformas o redes sociales. Por ejemplo, algunos chicos inducen o buscan atacar por esos medios a otros y no son conscientes del daño que producen. “En muchos casos de lo que se conoce como ciberbullying las víctimas sufren desde problemas gástricos o hipertensión hasta intento de suicidio”, resalta.
En este sentido, según el especialista, las plataformas tratan de establecer normas nuevas para la comunidad como la censura de contenido violento. Sin embargo, Massaro asegura que lo que primero que debemos preguntarnos es por qué un menor de 13 años tiene redes sociales.
“Si pensáramos en la época en la que no teníamos internet, nuestros padres no nos arrojaban solos a la calle. Nos daban pautas de seguridad mínimas: no hablar con extraños, no dar información a desconocidos, etc. Es necesario que como adultos conozcamos estos peligros y alertemos a los menores de los mismos”, afirma.
“Lo que primero que debemos preguntarnos es por qué un menor de 13 años tiene redes sociales”
Sobre cómo se viralizan estos challenge y qué es lo divertido, el especialista explica en términos generales que se vuelven masivos porque hay una aprobación del otro lado con likes o compartiendo sin ser conscientes de los problemas que genera.
“Cuando las y los niños acceden desde edades muy tempranas, no pueden discriminar si lo que ven es real. Por eso, cierto contenido no debería verse si no hay un adulto responsable que le enseñe a tener ciertos cuidados, a no creer en todo lo que ven en internet. Pero esto de creer lo que se publica en Internet, muchas veces afecta a los adultos, como por ejemplo con las fakes news”, explica.
“Parece que existe la creencia de que nada malo puede suceder en internet y que todo lo que allí sucede es real. Habría que ver además la necesidad que tiene ese adolescente, niño o niña de querer trascender, de sumar seguidores. Parece que la tendencia es la de querer ser cool o buena onda todo el tiempo y para ello necesitás hacer cosas, como prendas, desafíos, coreografías, etc.”, agrega.
Recomendaciones sobre el uso de internet durante la niñez o adolescencia
El especialista recomienda a padres, madres o tutores no dejar a los menores solos en sus habitaciones y por horas. Además, advierte la importancia de establecer pautas de uso y hablar de los riesgos con ellos.
“Muchos adolescentes juegan en línea y lo hacen hasta altas horas. Esto puede afectar el rendimiento académico o las relaciones familiares”, explica.
“Les diría a los padres que hablen del Blackout Challenge, del Chocking Game (similar al primero) de Momo, la Ballena Azul, de Grooming, etc, y de aspectos que hacen a la salud en el uso de dispositivos, entre ellos problemas de vista o problemas de postura”, agrega.
“Tenemos que estar atentos al aislamiento, no dejar que estén mucho tiempo solos. Explicarles que pueden usar el celular, pero que de ser necesario, los padres pueden acceder al mismo. Utilizar software de control parental también es recomendable, pero lo fundamental es no perder el diálogo con los chicos ni sacarles compulsivamente el dispositivo. Deben entender que su uso es una responsabilidad”, concluye.