Las bolsas plásticas integran la larga lista de elementos altamente contaminantes que el ser humano utiliza a diario, por única vez, y luego tira a la basura. Se estima que, en promedio, su uso es de 12 minutos. Sin embargo, tardan décadas en degradarse. Además, en ese proceso, desprenden miles de diminutos fragmentos de plástico que terminan en el océano.
Así, las bolsas del supermercado, por ejemplo, constituyen un alto porcentaje de la basura que se genera. Se estima que en el mundo, se usan y descartan 600 mil millones de bolsas por año. En Argentina, se descartan 8 mil millones al año, casi un millón de bolsas por hora que, al ser de polietileno, tardan entre 150 y 400 años en degradarse. Ecológicamente, estos números son una tragedia. Martín Jersonsky lo sabe muy bien. Por eso, tras varios años de investigación y desarrollo, decidió crear una empresa que, utilizando tecnología de producción automatizada, pueda producir a bajo costo y en grandes cantidades bolsas 100 por ciento reutilizables. Su nombre es Ecofactory y, desde 2010, se dedica a fabricar bolsas reutilizables ecológicas y reciclables.
“Fabricamos más de 5 millones de bolsas por mes, producidas con polipropileno, un material resistente y que se puede moler y reconvertir para iniciar nuevamente el ciclo productivo”, dice a la Agencia de noticias científicas de la UNQ, Martín Jersonsky, gerente de la empresa.
¿Qué particularidades tienen estas bolsas? Son reutilizables, ya que se pueden lavar en el lavarropas y duran hasta 100 usos. También son reciclables, porque están hechas de polipropileno sin costuras. Incluso tienen una gran capacidad de carga y resisten hasta 15 kg, con lo que reemplazan a cuatro bolsas descartables cada vez que se reutilizan.
Además. el proceso de fabricación de las bolsas de Ecofactory no produce ningún desecho. En ese sentido, el emprendedor detalla que una vez que las bolsas se usan y se reutilizan, duran 60 veces. Por lo tanto, reducen 60 veces el impacto en el planeta. “A esto se suma que son 100 por ciento reciclables. Es decir que si las reutilizamos y luego de su vida útil las reciclamos, el impacto será cero”.
Desde la planta ubicada en Vicente López, Buenos Aires, se produce y se imprime la tela, luego se confeccionan las bolsas y se las distribuye. “Contamos con tecnología avanzada y robotizada que nos permite reciclar el 100 por ciento de los desechos de la producción, por lo que a su vez producimos basura cero. Es la única planta con estas características en América”, asegura.
Hacia el carbono neutral
En el último año, la empresa firmó un compromiso para ser “carbono neutrales”, algo bien difícil para una manufacturera. Así, se pusieron como meta llegar a la neutralidad en el 2030 e incorporaron una planta nueva, donde instalaron 1000 m2 de paneles solares que hoy alimentan un tercio de la energía que consumen. “Es por esto, también, que podemos decir que somos los primeros en fabricar una bolsa ecológica verde”, apunta.
En ese sentido, están cada vez más cerca de cumplir al 100 por ciento con su anhelo inicial de no emitir carbono y no generar basura. “No generamos carbono en la producción, la bolsa se reutiliza más de 100 veces y después, al final del proceso, nuestra bolsa es económicamente reciclable, ciento por ciento”, concluye el empresario.
María Ximena Pérez para la Agencia de Noticias Científicas de la UNQ