La fiebre usualmente es una respuesta del sistema inmunitario cuando detecta la presencia de una infección. Se presenta con frecuencia en niños en etapa escolar temprana porque su sistema inmunitario se expone por primera vez a una serie de virus antes desconocidos. Se habla de fiebre en niños cuando el termómetro marca más de 37,5ºC o 37,2ºC, al tomar la temperatura por vía oral o axilar respectivamente. Rectal mayor a 38 °C es lo que indica la American Academy of Pediatrics.
Este síntoma es uno de los grandes temores de los padres, madres y cuidadores, y una de las razones más comunes de visita al médico. En algunos casos el tratamiento en casa con las indicaciones de un pediatra es el mejor camino, sin embargo, existen cinco signos de alarma que deben ser vigilados de cerca para tomar la decisión de consultar por urgencia a un especialista cuando la fiebre se presenta en niños mayores de 6 meses.
El niño presenta desgano, confusión y no hace contacto visual
Es normal que un niño con fiebre no tenga la misma energía y vitalidad que siempre, puede presentar más sueño de lo normal e irritabilidad, pero cambios extremos en el comportamiento habitual del menor deben ser vigilados de cerca. Por ejemplo, el niño no responde a estímulos y le cuesta hacer contacto visual.
Lleva más de tres días con fiebre
La fiebre es un mecanismo de defensa del cuerpo contra las infecciones porque cuando el sistema aumenta de temperatura se convierte en un ambiente hostil para los virus y las bacterias, y no pueden sobrevivir. Esto significa que en un plazo de hasta tres días la infección debe ceder y la fiebre debe desaparecer. Si esto no sucede, el niño requiere de una serie de exámenes adicionales para identificar la causa de la fiebre y tener acceso a medicamentos bajo receta médica indicados para fiebres resistentes porque tienen efectos antipiréticos.
Tener fiebre después de haber estado en un automóvil expuesto al calor
En este caso buscar atención médica de inmediato.
Irritabilidad y vómitos reiterados
El vómito es una señal de alerta porque puede acelerar la deshidratación del niño que presenta fiebre, además es un síntoma común de una enfermedad gastrointestinal o de otro tipo que requiere de medicamentos específicos para su tratamiento.
Convulsión
Llama al servicio de urgencias si la convulsión dura más de cinco minutos o tu hijo no se recupera rápidamente. Cuando llega la fiebre, los padres, madres y cuidadores temen por la posibilidad de una convulsión febril. Este síntoma suele ocurrir en las primeras horas que aparece la fiebre y se puede presentar en niños sanos que nunca han presentado problemas neuronales. Después de una convulsión, sin importar su duración, es importante acudir al médico para hacer un chequeo general Este tipo de convulsiones no dejan secuelas neuronales y no afectan el desarrollo del menor.
Cuando un niño presenta fiebre se debe consultar al pediatra para contrarrestar la infección de base que podría estar ocasionando el aumento de temperatura. Además de administrar estrictamente los medicamentos recetados por el especialista —ya sean para atacar la infección o antipiréticos diseñados para fiebres resistentes—, el niño debe beber mucho líquido para mantenerse hidratado y disminuir su temperatura corporal, descansar y usar algo cómodo y ligero para mantenerse a una temperatura adecuada.
Es importante la prevención al reducir la exposición a enfermedades infecciosas con medidas como por ejemplo: vacunarse; seguir recomendaciones de autoridades de salud pública (uso de mascarillas y distanciamiento físico); lavarse las manos con frecuencia; lavar las manos con una técnica correcta; llevar desinfectante para cuando no tengas acceso a agua y jabón; evitar tocarse la nariz, boca y ojos; cubrirse la boca cuando tosa y la nariz al estornudar; evitar compartir vasos, botellas de agua y utensilios.