Las Primarias Abiertas, Simultáneas y Obligatorias (PASO) estuvieron pensadas originalmente para dirimir candidaturas dentro de los diferentes espacios. Por primera vez desde 2011, las tres principales fuerzas políticas de la última década definirán las internas a través del voto popular.
En el caso del Frente de Izquierda y de Trabajadores (FIT), la lista que integran el Partido de los Trabajadores Socialistas (PTS) y la Izquierda Socialista se enfrentará a la que encabezan el Partido Obrero (PO) y el Movimiento Socialista de los Trabajadores (MST).
La disputa entonces será entre Myriam Bregman (PTS) y Gabriel Solano (PO), y se convertirá en el puntapié para decidir candidaturas pero también para demostrar el rol de la izquierda en estas elecciones que tan hacia la derecha parecen haberse desplazado.
La Rusa
Myriam Bregman es hija de esa Pampa gringa que se pobló con inmigrantes judíos del este de Europa. Nacida en Timote, un pueblo al noroeste de la Provincia de Buenos Aires, su infancia estuvo signada por el campo, tradición paterna, y por el comercio, en la tienda de ropa ““El Barato Argentino” que fundó su abuelo materno.
Ya en la adolescencia, y debido a que en el pueblo no había escuela secundaria, se mudó junto a su hermano Mauricio a una casa prestada en Carlos Tejedor, la ciudad cabecera del distrito. En esa época comenzó a soñar con llegar a Buenos Aires y estudiar derecho, para cumplir con su promesa de “defender a la gente”.
Fue en esa década del noventa, mientras trabajaba en un banco y estudiaba Derecho en la UBA, que Myriam se acercó a la militancia. Le llamó la atención el cartel de una agrupación política que pedía que “los trabajadores voten a trabajadores”.
Poco después de graduarse, Bregman fue parte de la fundación de un espacio que terminaría luchando para defender a cientos de militantes sociales y presos políticos. Junto a otros compañeros y compañeras crearon en 1997 el Centro de Profesionales por los Derechos Humanos (CeProDH).
La siguiente década la encontraría dando patrocinio legal a movimientos de desocupados, grupos piqueteros y fábricas recuperadas. La neuquina Zanon y la porteña Brukman fueron la punta de lanza para otras tantas empresas que comenzaban a ser gestionadas por sus propios trabajadores. Y la Rusa los acompañó en esa lucha.
Memoria, Verdad y Justicia
En 2003, el Congreso Nacional anuló las leyes de Obediencia Debida y Punto Final con las que el gobierno de Alfonsín había beneficiado a cientos de represores de la última dictadura. A partir de ese momento, Bregman decidió participar en las acusaciones que vendrían y llegó a ser parte querellante en decenas de juicios por la verdad.
El más famoso, por el caso y por lo ocurrido en 2007, terminó en la condena contra el genocida Miguel Etchecolatz, acusado por cientos de asesinatos ocurridos en centros clandestinos de la Provincia. Uno de los testigos en ese juicio era Jorge Julio López, quien la mañana antes de testificar fue desaparecido por segunda vez en su vida. Hasta el día de hoy sigue sin saberse su paradero.
La unidad de la izquierda
En 2011, varios partidos marxistas y trotskistas decidieron conformar una alianza a la que bautizaron “Frente de Izquierda y de Trabajadores”. La idea era unirse para darle fuerza a un espacio muy desarticulado en los años anteriores.
Ese mismo año, la abogada fue candidata a Jefa de Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, aunque el resultado fue negativo para el FIT. Pino Solanas se llevó buena parte de los votos progresistas en disputa.
Ya como una figura de la izquierda, en 2015 Bregman tuvo dos candidaturas. Como las elecciones de la Ciudad y las nacionales se hicieron con varios meses de diferencia, buscó la Jefatura de Gobierno y acompañó a Nicolás del Caño como vicepresidenta.
El trabajo legislativo
En 2013 Bregman había integrado la lista de legisladores nacionales del FIT encabezada por Néstor Pitrola en la Provincia. Aunque en ese momento no pudo obtener una banca, en junio de 2015 llegó su turno gracias a la rotación legislativa que impuso la izquierda. En su asunción, la Rusa juró «por los 30 mil detenidos desaparecidos, por las víctimas de la Triple A y por nuestro compañero Jorge Julio López”.
Durante los siguientes años obtendría un escaño en la Legislatura Porteña, en donde se desempeñó entre 2017 y 2021, y un lugar en Diputados. En este 2023 buscará seguir haciendo crecer a su fuerza, bajo el lema “Levantá a la Izquierda”.
El militante universitario
Gabriel Solano se crió en el Conurbano. Su familia vivía en la zona sur, en Remedios de Escalada. Hijo y nieto de empleados de la fábrica SIAM, hizo la secundaria en el colegio María Reina, una institución católica en la que terminó haciéndose ateo y abrazándose al marxismo.
A los 18 años empezó a estudiar Filosofía en el CBC de Avellaneda de la UBA, en lo que sería el inicio de un camino de militancia. Se afilió primero al Partido Socialista pero luego de diferencias con la forma de protestas contra la Ley Federal de Educación decidió pasar a las filas del Partido Obrero.
Mientras avanzaba en la carrera, Solano trabajó en una tercerizada de YPF, fue repartidor de muebles, cadete de una empresa de computación y hasta cartero. También fue padre de muy joven, lo que lo llevó a no continuar la carrera con la misma intensidad.
Sin embargo, encontró su destino en la militancia estudiantil. Junto a otras agrupaciones, entre las que estaba la de un joven Axel Kicillof, le arrebataron la presidencia de la Federación Universitaria de Buenos Aires (FUBA) al radicalismo de Franja Morada.
Ascenso y ruptura
Su rol en el Partido Obrero fue creciente, llegando a hacerse cargo de la Unión de Juventudes por el Socialismo (UJS). También comenzó a trabajar como asesor de Jorge Altamira en la Legislatura Porteña, sobre todo en temas relacionados a la educación
Fue candidato a diputado por el FIT en varias elecciones desde 2011. Finalmente, en 2017 obtuvo una banca en la Legislatura porteña, lo que lo llevó al conocimiento público.
Dos años después de esa elección protagonizó uno de los momentos más importantes de su carrera política. Junto a otros compañeros fue uno de los impulsores de expulsar a su jefe político del Partido Obrero. Altamira fue desplazado de la conducción y relegado a armar una fuerza paralela por fuera del FIT.
Desde ese momento, Solano se convirtió en uno de los referentes del espacio y junto a Romina del Pla llegaron a confluir en la precandidatura presidencial que disputará el domingo la representación de la izquierda.