De cara al balotaje del próximo 19 de noviembre, las dudas sobre las propuestas en materia económica son muchas. ¿Dolarizar sin dólares? ¿Qué implica? ¿Cuál es el costo? La propuesta del candidato de La Libertad Avanza, Javier Milei, tiene fuerza pero muy pocas certezas.
Si Milei gana el ballotage, la principal medida económica que implementaría es la dolarización o, como algunos de ellos lo llaman, un libre mercado de moneda.
Según detalló Emilio Ocampo, quien estará al frente del Banco Central hasta cerrarlo, la dolarización es un horizonte. ¿Cómo? Eso es difícil de saber. Hay múltiples estimaciones, pero una certeza: las reservas netas del BCRA son negativas.
Dolarización y el impacto en el salario real
Convertir todos los pesos en circulación debería ser a un tipo de cambio realmente elevado. Si bien hay diferentes estimaciones según la metodología que se utilice, en todos los cambios se supone que supera los 3000 $/USD. Es decir, una megadevaluación superior al 700%. Como referencia, el salario mínimo vital y móvil, que actualmente es de $132.000, pasaría a ser de USD 44.
La dolarización se podría realizar a un tipo de cambio menor, pero eso requeriría conseguir financiamiento externo. Por ejemplo, para dolarizar a una cotización del tipo de cambio actual (blue) de 1.000 $/USD, se necesitarían unos USD 28.000 millones. La cifra no se condice con la economía, que viene de reestructurar la deuda y que se encuentra en medio de un acuerdo con el FMI.
Para ello, Ocampo propone utilizar los títulos públicos en manos del BCRA como colateral para conseguir dicho financiamiento. Esto, además de ser insuficiente (actualmente tiene unos USD 15.000 millones de títulos, valuados a precios de mercado), también sería sumamente difícil de “vender”. Piensen que lo que estaría queriendo hacer es utilizar nuestra propia deuda -catalogada con altas probabilidades de default según las principales calificadoras de riesgo– como respaldo por si no pagamos.
El plan motosierra: ¿si o no?
La “motosierra” del gasto público también sería difícil de aplicar. En una entrevista radial, Milei sostuvo que va a reducir el gasto público en 15 puntos del PBI, sin afectar a los sectores más vulnerables. Para lograrlo, recortaría la obra pública, las transferencias discrecionales a las provincias, los subsidios a los servicios públicos, las jubilaciones de privilegio y el déficit de las empresas públicas. Hay un pequeño detalle: la suma de todos esos gastos no llega ni al 5% del PBI.
Si tenemos en cuenta que el gasto público total (que incluye al sector público nacional, las provincias y los municipios) es aproximadamente del 24% del PBI, se advierte que Milei estaría proponiendo bajarlo a menos de la mitad (donde, hoy en día, el 16% de dicho gasto está destinado a educación, salud, viviendas, jubilaciones, AUH, entre otras partidas sociales).
Matemáticamente es imposible reducir el gasto en esa cuantía sin afectar a los sectores más vulnerables, porque implicaría indefectiblemente recortes en los rubros mencionados. De nuevo, inviable en un país con más del 40% de la población por debajo de la línea de la pobreza.
Con información de Cenital