Las adicciones a sustancias es un tema crucial de salud pública que afecta a millones de personas en todo el mundo. Según la Organización Panamericana de la Salud (OPS) 4,4 millones de hombres y 1,2 millones de mujeres de América Latina y el Caribe sufren trastornos causados por el uso de drogas en algún momento de su vida.
En las últimas décadas, hubo un cambio significativo en la percepción de esta problemática, pasando de ser vista como un signo de debilidad moral a considerarse una enfermedad tratable. Uno de los enfoques más prometedores para abordarla es el tratamiento ambulatorio intensivo (TAI), que demuestra ser altamente eficaz en la reducción del consumo de sustancias y la mejora de otras áreas de la vida de los pacientes.
Esta estrategia terapéutica permite a las personas recibir tratamiento para su adicción sin someterse a hospitalizaciones prolongadas. La opción gana terreno debido a su enfoque personalizado, accesibilidad y abordaje holístico. En esa línea, un grupo de expertos del Dispositivo Pavlovsky llevó a cabo un estudio pionero que arroja luz sobre la eficacia del TAI para pacientes con trastorno por uso de sustancias (TUS). Publicado recientemente en la revista Vertex, la investigación marca un hito en la atención de las adicciones en América Latina.
¿Cómo se hizo el estudio?
“La investigación, que comenzó en mayo de 2019 y duró hasta mayo de 2020, involucró la participación de 41 pacientes voluntarios. El proceso arrancó con entrevistas iniciales, evaluaciones mediante escalas específicas y la implementación de tratamientos presenciales”, cuenta a la Agencia de Noticias Científicas de la Universidad Nacional de Quilmes, la médica Luciana García, asesora científica del Dispositivo Pavlovsky e investigadora del Conicet. En ese sentido, durante el período de 12 meses, 14 pacientes (34%) abandonaron el tratamiento. 27 pacientes (66%) continuaron participando en el proceso terapéutico.
El tratamiento bajo evaluación combinó terapia grupal e individual, asesoramiento toxicológico, talleres y la formación de una red participativa. Estuvo destinado a individuos con TUS en una fase activa de consumo, muchos de los cuales habían probado tratamientos previos sin éxito. En ese sentido, el equipo terapéutico estuvo compuesto por psicólogos, psiquiatras, operadores terapéuticos y una médica toxicóloga. “El objetivo se centró en determinar la eficacia del TAI en otras áreas de la vida de los pacientes afectados por el TUS”, explica García.
En esa dirección, se utilizaron escalas clínicas para medir la gravedad del trastorno y otros aspectos clave de la vida de los pacientes. Un puntaje más alto en la escala indicaba una mayor severidad en la dimensión evaluada.
Resultados prometedores
El análisis de datos reveló hallazgos significativos ya que los valores de severidad en el consumo de alcohol y drogas disminuyeron de manera constante. “Esta mejoría comenzó a notarse a los tres meses de tratamiento y se mantuvo a lo largo del estudio. Además, se observaron mejoras en otras áreas de la vida de los pacientes, como las relaciones sociales/familiares y los problemas médicos y psicológicos, que también cambiaron con el tiempo”.
Por otra parte, los resultados sugieren que los pacientes inician un proceso de recuperación de su salud, siendo el primer paso la cesación del consumo de sustancias, seguido de una serie de desafíos para los cuales se deben proporcionar intervenciones específicas. Se destaca, también, que estos beneficios no se extienden a aquellos pacientes que abandonan prematuramente el tratamiento, y se observa una compensación entre el abandono del tratamiento y la presencia de problemas legales entre estos individuos.
En cuanto a los pasos futuros después de este estudio, se tomaron medidas concretas para mejorar la calidad y la atención brindada a los pacientes. Estas acciones incluyeron la incorporación de un médico clínico y asesoría legal al equipo terapéutico; identificación de ciertos puntos de referencia en las escalas utilizadas como indicadores en la historia clínica digital de los pacientes; y la ampliación de la terapia familiar en las opciones terapéuticas ofrecidas.
Un enfoque en los pacientes que abandonan el tratamiento y una investigación sobre el proceso de admisión de pacientes
Además, se iniciaron varias líneas de investigación adicionales que se derivan de los resultados de este estudio. Entre ellos, un enfoque en los pacientes que abandonan el tratamiento y una investigación sobre el proceso de admisión de pacientes. Estos esfuerzos contribuirán al avance continuo en el tratamiento de la adicción a sustancias y la mejora de la atención integral a los pacientes.
Con todo, la alianza entre terapeutas y científicos demuestra que el trabajo colaborativo puede conducir a avances significativos.
Agencia de noticias científicas UNQ