Una familia tipo necesitó $500.000 para no ser pobre

En la Ciudad de Buenos Aires se necesitó reunir casi 500.000 pesos para no caer en la pobreza y casi 750.000 para ser de clase media.

Una familia tipo que vive en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires necesitó percibir casi medio millón de pesos para no ser considerada pobre. Así lo determinó la Dirección General de Estadística y Censos, quien explicó que una familia integrada por dos adultos y dos menores necesitó ingresos por 494.791 pesos para no caer en la pobreza. Este dato se dio a conocer en un contexto de super inflación, que en el último mes de 2023 podría haber alcanzado los 30 puntos.

Asimismo, el organismo determinó que para no ser indigentes se requirió 290.411 pesos y estimó la cantidad de recursos para ser considerado de clase media, una categoría que va camino a su extinción, teniendo en cuenta la cantidad de trabajadores que no llegan a cubrir una canasta básica. Una familia necesitó 745.270 pesos para ser clasificada como la clásica clase media.


Los números se deben a que la inflación de diciembre en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires fue de 21,1%, el valor más alto registrado por la Dirección General de Estadísticas y Censos.

De esta manera, en los 12 meses del año se acumuló un aumento del 198,4%. Durante diciembre, la variación del IPCBA respondió fundamentalmente a las subas en las siguientes divisiones: Alimentos y bebidas no alcohólicas, Transporte, Restaurantes y hoteles, Vivienda, agua, electricidad, gas y otros combustibles, Salud y Equipamiento y mantenimiento del hogar, que en conjunto explicaron el 75,2% del alza del Nivel General.

De acuerdo con el ente estadístico porteño, alimentos y bebidas no alcohólicas aumentó 30,4% contribuyendo con 5,7 puntos a la variación mensual del IPCBA. Al interior de la división, los principales impulsos provinieron de:

  • Carnes y derivados (36,25%)
  • Pan y cereales (32%)
  • Leche, productos lácteos y huevos (26,3%)
  • Azúcar, repostería y postres (30,6%)
  • Gaseosas (34,1%)

Transporte promedió una suba de 30,4%, con una incidencia de 2,77 impactando principalmente los incrementos en los precios de los combustibles. Por último y en menor medida, se destacaron los aumentos en los valores de los automóviles y de los pasajes aéreos.

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