El rol del fotoperiodista en tiempos de crisis

"Todas las imágenes son importantes, no hace falta que sea un fotoperiodista quien las haya sacado", sostiene el reportero gráfico Bernardino Ávila, quien conversó con el medio sobre el rol de los fotoperiodistas en pleno gobierno de ultraderecha y cuáles son los cuidados que tienen que tener a la hora de salir a la calle.

Bernardino Ávila es reportero gráfico, miembro de ARGRA y sus fotografías ilustran las notas de Página12 desde hace más de 24 años. El 25 de enero de 1997, cuando asesinaron a José Luis Cabezas, Bernardino trabajaba en la misma editorial, y no solo recuerda cómo se organizaron los reporteros gráficos en ese entonces, sino que reflexiona sobre el poder de las imágenes y el compromiso que uno asume a la hora de salir a la calle con o sin cámara en mano.

“Cuando yo empecé en esta profesión hace como treinta y pico de años, todavía la materia fotoperiodismo no se dictaba, era salir a la calle y fotografiar lo que pasaba. En los ’90, cuando decidí hacer fotoperiodismo, el consejo de uno de los profesores de Foto Club Buenos Aires fue salir a la calle y empezar a trabajar de esa manera. Fue por eso que me tiré al fotoperiodismo”, recuerda.

“Yo venía del deporte, de hacer fotos de ciclismo, y empezar a hacer fotos más profesionales para reflejar las noticias lo empecé a vivir recién en los ’90, cuando ingresé en el diario La Prensa”, agrega Ávila.

¿El trabajo de un fotoperiodista es interpelar?

Me parece que cualquier trabajo de un fotoperiodista te interpela. La función es esa: ponerte una imagen adelante y que vos te hagas una serie de preguntas o que esa imagen te diga algo. Es la función del fotoperiodista. Por otro lado, muchas veces haces las imágenes y después, con el tiempo, te vas dando cuenta de lo que viste y que es lo que estás reflejando. 

 

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¿Cambió algo desde el asesinato de José Luis Cabezas?

En ese momento, estaba trabajando justo en la misma editorial, en Editorial Perfil. José Luis trabajaba en Noticias y yo trabajaba en ese momento en lo que era Revista Caras. Cuando nos enteramos esa mañana del asesinato del colega, lo primero que se hizo fue empezar a organizar un pedido de justicia, junto con la Asociación de Reporteros Gráficos y lo que era en ese entonces Utpba. Participamos todos los reporteros gráficos y todo el ámbito del periodismo. 

Lo que se logró es dar el brazo a torcer a lo que no querían, que era que haya justicia. Querían ocultar ese asesinato y mediante la presión de los medios y de toda la población, se llegó a perseguir a los culpables y que recibiesen un juicio y, desgraciadamente, hoy el que no está muerto, está en libertad por las vueltas que tiene la justicia en este país. Cambiar pareciera que no cambió nada. Hace 27 años que lo mataron y sus asesinos están libres. 

¿Qué cambió desde aquellas primeras marchas que cubriste a estas últimas?

A 40 años del retorno a la democracia, la sociedad ya sabe cómo ir a una marcha y esos cambios se ven. Van mucho más organizados, no como al principio. Por otro lado, también ves la participación de mucha gente joven, antes no pasaba.

¿Qué más cambió? Bueno, cambiaron también los protocolos que te ponen los distintos gobiernos. Un gobierno te reprime y otro te deja marchar. Fuimos descubriendo con el tiempo distintas formas de cubrir las marchas porque nos teníamos que empezar a cuidar un poco más, sobre todo porque te podían identificar. Bueno, eso generalmente pasó siempre.

 

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¿Qué medidas de seguridad toman a la hora de salir?

Al haber tantas amenazas en las marchas con este nuevo gobierno, es fundamental tomar más medidas de seguridad. Vas a ver que ahora todos los reporteros están saliendo con máscara o con casco como para estar preparado por si pasa algo. De todas maneras, los riesgos son los mismo que los que asume cualquier ciudadano que va a una marcha. Hay que tener los cuidados de siempre. Tenemos que evitar caer en las provocaciones, y hacer nuestro trabajo. Además, intentar no tener diálogo con la policía, porque generalmente eso termina mal.

A mi lo que más seguridad me da es que si me llega a pasar algo, tengo el respaldo de un medio de tirada nacional, que si te llegan a arrestar o tenés algún problema, podes llamar al diario y que con un abogado te saquen. También está ARGRA y SiPreBA, pero esa sería una de las principales cosas que te pueden llegar a diferenciar de otros colegas que trabajan freelance, que no trabajan para un medio específico y que quedan a la buena de Dios. 

Cuando se genera algún tipo de represión o acto violento, hay fotógrafos que deciden quedarse y otros no, ¿tiene que ver con cierto compromiso militante?

Obviamente tiene que ver con un compromiso militante el hecho de quedarte en el momento de represión, pero también es una de las cosas que vos tenés que reflejar. Si te vas, no estás completando bien tu trabajo. Si vos estás ahí es porque tenés que reflejar lo que está pasando y si hay represión tenés que mostrar eso. Obviamente te tenés que cuidar, siempre tenés que cuidar, pero te vas a quedar porque esa va a ser la noticia del otro día, en mi caso. El que es fotoperiodista en esos momentos es cuando más se queda.

En un contexto de crisis, ¿cuál es el rol de los fotoperiodistas?

Creo que en gobiernos de este tipo, no sólo es importante el rol del fotoperiodismo, sino del periodismo en general. Depende mucho de lo que expresan los medios que tienen llegada a la población. Una imagen es una imagen. Puede construir una forma de pensar o puede construir un ideal, depende cómo la tomes vos. Sin embargo, una misma imagen se puede usar tanto de una forma como de otra. La imagen que yo hice de la señora levantando la berenjena la han llegado a usar para otras cosas que yo no estaba de acuerdo, por ejemplo. Depende quién reciba la imagen y el mensaje que quiera dar con esa imagen. Una vez que es lanzada en lo que hoy es el ciberespacio, perdés ese dominio de la imagen y puede caer en cualquier mensaje. 

 

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De todas maneras, creo que no sólo es importante el rol del periodismo, sino que es fundamental el rol de la población en general. Hoy con los teléfonos celulares se cubre de la misma forma que puede cubrir cualquier profesional. En los últimos juicios que se están dando en este país, la mayoría de las pruebas para las condenas salen de las filmaciones. Además internet te da la posibilidad de denunciar al instante lo que sea. Antes para denunciar no tenías Instagram, no tenías Facebook, no tenías nada. La única posibilidad era publicarlo en un medio gráfico o televisión también. Hoy en día se puede publicar en las distintas plataformas y son disparadores de noticias al instante, en el mismo momento. Todas las imágenes son importantes. No hace falta que sea un fotoperiodista quien la haya sacado. 

Las movilizaciones se llenan de jóvenes con cámara en mano, ¿qué les dirías a quienes recién están comenzando?

Buenísimo que haya más gente, por supuesto que hay más jóvenes, las posibilidades también son otras. La digitalización hizo que surjan nuevos colegas también y muy buenos colegas. Les diría que es una profesión hermosa y que la puedan ejercer como la ejercí yo. Ojalá tengan también las mismas posibilidades que tuve yo en esta carrera, poder trabajar en medios en los cuales me sentí cómodos y en otros que no, pero bueno, pude trabajar de lo que me gustaba. No es fácil vivir del fotoperiodismo, es sacrificado, pero es lindo el trabajo.

 

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¿Crees que va a llegar un día en el que dejes la cámara? ¿Te imaginas yendo a movilizar sin cámara?

No, que deje la cámara, no, no creo. A movilizarme sin cámara, menos. Lo que creo que va a llegar el día en que no voy a publicar más en un diario. Pero bueno, para eso seguirán estando las redes. 

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