A días del 24 de marzo, la Red Nacional de H.I.J.O.S. denunció que una militante de su organización sufrió un violento ataque. En un comunicado informaron que dos hombres la esperaron en su domicilio, donde la ataron, golpearon y abusaron sexualmente. Antes de retirarse del lugar, dejaron pintado en la pared la sigla “VLLC”, es decir, viva la libertad carajo.
En profundidad. La militante de H.I.J.O.S fue golpeada, abusada y amenazada de muerte por dos hombres que irrumpieron en su casa por la fuerza. “No vinimos a robarte, vinimos a matarte. A nosotros nos pagan para eso”, le dijeron durante el episodio. Antes de retirarse, dibujaron en una de las paredes de la vivienda “VLLC”, el slogan de La Libertad Avanza, y las siglas con las que Javier Milei firma sus mensajes.
Los hechos sucedieron el 5 de marzo, cuando la militante de H.I.J.O.S (quien por el momento prefiere mantener su identidad bajo resguardo) entró a su departamento al regreso de su jornada laboral. Tras realizar la denuncia, la organización denunció públicamente el atentado contra la vida de la militante, al que definió como “un ataque político motivado por su militancia en derechos humanos y feminista”.
“Nada de valor fue robado, solo se llevaron carpetas con información de nuestra agrupación”, advirtieron a través de un comunicado.
Además de responsabilizar al Gobierno Nacional, el organismo exigió “el inmediato esclarecimiento del hecho por parte del Poder Judicial”. “Estos hechos tienen un claro correlato con las acciones y discursos de odio que las máximas autoridades del país expresan cotidianamente. Incita a la violencia contra quienes militamos por los derechos humanos”, advirtieron.
El ataque
En cuanto al ataque, según informaron, durante la noche del 5 de marzo, la militante de H.I.J.O.S ingresó a su casa y se encontró con que dos hombres armados estaban adentro esperandola. Luego confirmaría que la cerradura había sido forzada. Sus vecinos le contaron que, días antes y con diferentes excusas, hombres habían estado preguntando por ella, la habían descripto y les consultaron por el lugar en dónde vivía.
Ni bien entró, la tomaron por el cuello y brazos impidiendo que pudiese moverse y hablar. Además, mientras uno la inmovilizó, el otro la amenazó: “No hables nunca más, mirá lo que te pasa por hablar, sabemos que trabajas en los derechos humanos, no te vinimos a robar nada. No vinimos a robarte nada, a mí me pagan para esto. Nosotros te vinimos a matar”.
Le ataron los pies y las manos con alambre; le introdujeron un trozo de tela en la boca y le ordenaron que se pusiera de espaldas. Al negarse, la golpearon. La llevaron a su habitación, la arrojaron en la cama boca abajo y la abusaron. “Ahora nos vamos a ir, si vos gritas vamos a volver y te vamos a meter un tiro”, le advirtieron antes de dejar el departamento.
Cuando pudo liberarse, la victima vio que en la pared de su cuarto habían dejado escrito “VLLC ñoqui”. No robaron nada más que carpetas vinculadas a su militancia en H.I.J.O.S.