“Tortas, gordas sucias, engendros y putos”, eso escucharon hasta el día de su muerte Pamela Cobbas, Mercedes Roxana Figueroa y Andrea Amarante, las tres lesbianas victimas de la masacre de Barracas.
En la medianoche del domingo 5 de mayo, Justo Fernando Barrientos, el hombre del cuarto de al lado, materializó su amenaza. Abrió la puerta, arrojó un explosivo casero, las prendió fuego y provocó un incendio. Las insulto nuevamente y cuando intentaron escapar de la habitación, las volvió a empujar. Tras el ataque, las cuatro fueron hospitalizadas. Pamela y Mercedes murieron a las horas. Andrea, con el 75% del cuerpo quemado falleció después de cinco días de internación, mientras que Sofía se recupera para ser uno de los testigos más importantes en la causa. Esperábamos que la violencia se terminara con las tres muerte, pero no sucede y ahora el problema es la negligencia judicial.
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En profundidad. Barrientos, de 67 años, está detenido desde los minutos posteriores a su brutal ataque. Los datos de la investigación sostienen que el hombre está detenido por “homicidio agravado” aunque el Juez no definió aún los agravantes. Además, varias organizaciones reclaman que se le tome indagatoria y no se dilaten los procesos judiciales.
Entre los pedidos, exigen que se convoque a la Unidad Fiscal especializada para estos casos, sin embargo, por el momento, desde la Justicia, sostienen que faltan pericias para saber si el acusado es inimputable.
La periodista y activista Marta Dillon definió la situación como una “clara intencionalidad desde el principio de tratar a esta persona como no imputable”. Lo único que se sabe es que está internado en un hospital psiquiátrico. “La mayor capacidad que tiene el patriarcado es la de volverse invisible”, agregó al respecto
En simultáneo, desde la Asamblea “Lesbianes autoconvocades por Barracas” reclaman justicia por la masacre y que se considere que se trató de “un crimen de odio”. Para esto se reunieron con diputadas y diputados de todos los partidos menos de la Libertad Avanza (quienes se ausentaron) para que se reconozca en la causa que el crimen “tuvo un componente de clase, de etnia, etario, además de atentar contra la identidad de lesbianas”.
Además, apuntan a la importancia de seguir visibilizando la masacre, ya que pasaron muchos días, y hasta 3 marchas, para que se preste atención al caso.
“Parece que está tan naturalizado que maten mujeres que ya no importa ni cuántas ni de dónde son. Estamos hablando de 4 mujeres, 4 mujeres pobres atacadas en Capital Federal, un lugar en donde se supone que hay más acceso a la información ” dijo Eli Trimarchi en diálogo con El Destape.