“Es imprescindible que Pedro Brieger pida disculpas públicas“

En conferencia de prensa, el colectivo de Periodistas Argentinas presentó el informe "Cultura del Acoso: Punto y Aparte" en el Senado, que recopila testimonios de 19 personas afectadas por Brieger.

El colectivo de periodistas y comunicadores de Argentina presentó un informe con los testimonios de las 19 personas afectadas por el acoso de Pedro Brieger. “Escuchamos sus testimonios y compartimos sus lágrimas, impotencia y vergüenza. Tratamos de reflexionar lo que cada relato iba hilvanando”, señalaron.

Desde las 11.30, presentaron en el Senado un documento que “recoge numerosos casos de acoso sexual en voz de las propias víctimas”. Además, presentaron “una propuesta de abordaje para desarmar la maquinaria”. La conferencia de prensa fue transmitida a través del Instagram del colectivo.

“Una forma de actuar que había logrado dejar sin palabras y sin respuestas a todas y cada una: periodistas, académicas, alumnas, empleada, vecina. Comenzaron así a surgir las preguntas que también compartimos en este informe, con la convicción y la esperanza de que ha llegado el momento de construir socialmente las respuestas”, detallaron.

Asimismo, advirtieron que “no es el objetivo de este informe el escrache”. El informe lo impulsa “la necesidad de terminar con la cultura del acoso, que este caso nos revela en toda su compleja dimensión”.

Sobre este punto, expresaron que esta situación “también desnuda responsabilidades institucionales de medios públicos y privados, instituciones académicas públicas y privadas y todos y cada uno de los contextos y personas que silenciaron y naturalizaron estas violencias que son imposibles de soportar”.

“Las afectadas cargan entonces con la responsabilidad de “denunciar” ante una institución ajena al ámbito donde se produce el daño: “la Justicia”. El desafío, entonces, es cómo hacer justicia para estos casos”, profundizan.

Además, exigen “una serie de pedidas reparatorias que garanticen la erradicación de estas conductas abusivas hasta lograr trabajar y estudiar en ámbitos respetuosos de nuestra dignidad”.

En esa línea, pidieron que “en aquellos los medios de comunicación públicos y privados donde se produjeron estos hechos: espacios para campañas de prevención y erradicación del acoso”. También “en aquellas universidades públicas y privadas donde las afectadas tuvieron que soportar estas conductas”. En estos últimos espacios, buscan la instalación de “jornadas y campañas dedicadas a la prevención del acoso”.

Por último, solicitaron “que Pedro Brieger pida disculpas públicas a las afectadas”.

19 testimonios de acoso sexual

El informe recorre abusos desde 1994 hasta 2019, aunque advierten que probablemente haya más. Pedro Brieger acosó alumnas, colegas, vecinas, ayudantes de catedra. En apenas 19 relatos ves un patrón: un varón que cree que es inimputable.

Los 19 relatos advierten situaciones complejas, desde acoso verbal a físico. Sentimientos de culpa y asco, miedo y desazón ante una situación que es difícil denunciar. “Es más lo que hay para perder”.

“En Argentina existen leyes para penalizar el acoso callejero, pero no para aquellos agravios que se producen en el ámbito laboral y académico: esa es la gran deuda que este informe pretende saldar y por eso mismo proponemos que se legisle específicamente este tipo de conductas abusivas, ya que no es lo mismo el comportamiento de un exhibicionista en la vía pública que el de un profesor o un colega en posición dominante: en estos casos existe una asimetría de poder que, además de humillar, busca despojar de algo a la víctima, infligiéndole este tipo de violencia”, señalan en el documento.

Un testimonio de 2001 advierte que debió abandonar una maestría porque en un micro “de la nada, se me tiró encima para besarme”. “Nunca más volví a la maestría. Perdí tiempo, plata y, lo más importante, mi sueño de estudiar lo que me apasionaba”, afirma.

En otro caso, una joven contó que cuando Brieger le iba a hacer una entrevista laboral, “por una hora me habló de cómo se masturbaba recordando cómo me sentaba yo en clase y con la ropa que yo llevaba en la entrega de diplomas. Me contó que él tenía una forma de vivir el sexo diferente porque había vivido en un kibutz, relató una situación iniciática en una carpa en la que había descubierto que gozaba con mirar a otros tener sexo y masturbarse. Todo esto era un monólogo sin pausas”.

Un tiempo atrás, en 1996, una vecina del edificio lo cruzó y él le “expresó que cada vez que me veía salir con mi bicicleta, le calentaba mi culo subiéndose al asiento. Luego, se abrió la bragueta del pantalón y sacó su pene”.

El relato de una joven de 25 años, contó sobre una entrevista para un portal digital en el que trabajaba. “Me citó en el centro cultural Caras y Caretas, donde hacía su programa de radio, en la AM750. Fuimos al hall y mientras lo entrevistaba se masturbó ahí mismo, delante mío, mientras yo le pedía por favor que no lo hiciera. Había gente cerca, pero no le importaba nada. Me llevó años entender que no había tenido la culpa”.

El caso más reciente, en 2019, es un hecho relatado por una periodista también en Radio 10. “Era la columnista de género. No cobraba, pero recién empezaba mi carrera y me parecía importante tener esa experiencia. Comencé a recibir sus comentarios desubicados y traté de soportarlos, pero eran constantes. Hasta que comenzó a enviarme mensajes a mi celular. Y yo, que supuestamente tenía que darles herramientas a las oyentes sobre estos temas, no sabía cómo responderle sin poner en riesgo mi trabajo. Decidí renunciar. Para explicar por qué me iba, le mostré las capturas de pantalla al productor”, afirmó.

 

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