Es Tuyo, del Barrio, de Todes

Sobran Chocobares pero faltan pibes

Después de la mitad de la gestión de gobierno de Mauricio Macri, y de sufrir la cara más perversa de Cambiemos en la gestión de las fuerzas de seguridad del Estado, éste y otros medios de comunicación popular y comunitaria han coleccionado líneas, notas y páginas enteras de hechos de represión, de disciplinamiento por la fuerza de la protesta y de una suerte de “condena automática” que rige en las calles, pero se siente con intensidad en la barriadas más humildes.

Al cuantificar los casos fatales de represión, de numerarlos, se corre el riesgo de enfriar con la palabra ausencias que arden todos los días en cientos de familias, si no se da el marco correspondiente a las mismas y el correlato político que las antecede.

Ese correlato político no significa que la violencia policial nació con Patricia Bullrich, ni que los Chocobares eran casos aislados en la luctuosa historia de las fuerzas de seguridad en tiempos de democracia política, pero desde el respaldo oficial al gatillo fácil y repartir balazos por las dudas los Chocobares están envalentonados y cacería.

Antes del asesinato por la espalda que el policía local Luis Chocobar perpetro contra Pablo Kukoc, y de la intromisión publica del poder político para mover influencias en favor del oficial, contábamos con más muertos a manos del Estado que días de gobierno de Macri –una muerte cada 23 horas-. Según datos de la Coordinadora Contra la Represión Policías e Institucional (Correpi), y los primeros dos meses de 2018 hubo al menos 45 casos documentados de violencia policial, sin incluir las muertes en unidades penitenciarias.

Esto surge en respuesta a la vergonzante defensa que la Jefatura de Gabinete de Ministros intento hacer con estadísticas que solo pueden tomarse como una burla. El dividir casos de asesinatos perpetrados por solo algunas de las fuerzas de seguridad del Estado, sin contabilizar muertes en cárceles o penitenciarías, y dividiendo un numero base (la cantidad de asesinatos que el gobierno decide contemplar) por una tasa de efectivos que aumentó cada año. https://twitter.com/CartaJefatura/status/972130682771255296

A quienes se nos estrujo el corazón cuando dimos cuenta del cobarde fusilamiento en Tucumán de Facundo Ferreira, quien en mayo iba a cumplir solamente 13 años, y a quienes lloramos de injusticia con las palabras de su abuela -“¡mataron a mi negrito!”-, sumado a un gobierno criminal y negador, que avala el fusilamiento y felicita al verdugo, y con una reacción de una porción de la población que justifica estas situaciones, nos queda denunciar. No quedarnos impávidos ante semejante espectáculo perverso que se nos presenta espontáneamente en las calles. Dejar en claro para las y los que vendrán que no estuvimos de acuerdo con este tiempo.

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