Es Tuyo, del Barrio, de Todes

La condena de seguir abortando en clandestinidad

Con 38 votos en contra y 31 a favor, la Ley de Interrupción Voluntaria del Embarazo fue rechazada. Hasta el año próximo no podrá volver a tratarse.

El resultado era el más esperado. A diferencia de Diputados, el ‘poroteo’ en el Senado no cambió nunca. La rigidez de las posiciones se mantuvieron a lo largo de toda la jornada y concluyeron de la misma forma.

La desazón y la tristeza recorrieron las calles que estaban teñidas de verde cuando las esperanzas se desplomaron. En el fondo, aún sabiendo que todo estaba dado, había algo de fe. Había un deseo de que alguien cambie su postura y reconozca esta problemática que nos atraviesa trasversal e históricamente como sociedad y que mató a muchas en la clandestinidad, ahí donde los derechos desaparecen y la tortura y el dolor se hacen presente.

La historia la cuentan siempre los que ganan, por eso es importante recordar lo que muchos funcionarios y funcionarias públicas dijeron ayer, mientras exponían sus posturas con argumentos pobres, redundantes, falaces e insostenibles. Nadie que se opuso al proyecto pudo salir de los límites de la moral y lo religioso. Nadie pudo hacerlo sin desinformar frente a qué implica un aborto. Nadie supo sostener el concepto de despenalización sin negar la legalización que compromete al Estado a estar presente. Mientras aumentaba la presión de quienes consideran al aborto como un derecho individual que consta, además, de un sentido de salud pública, aumentaba la agresión y la desinformación.

El senador de Buenos Aires, Esteban Bullrich, sostuvo en su exposición que «La vida es lo que nos hace estar hoy acá, sin vida el resto no es importante. Así de importante es la vida, sin vida no hay Pacto San José de Costa Rica, no habría Constitución Nacional, no habría Senado. No existiría la sanción de las leyes, no hay nada.» Con el mismo rigor científico y social con el que concluyó: «Quiero creer que si entendemos todos que el aborto deja huellas, deja dolor, no puedo creer que la solución sea que lo hagamos en una condición mejor.»

Rodolfo Urtubey, legislador de la provincia de Salta, preparó un discurso en el que tipificó tipos de violaciones y lo usó como argumento para oponerse a la legislación: «Nos tenemos que poner a discutir cuáles son las causas, cuál es el límite, a qué se refiere, qué es el peligro a la vida. La violación está clara en su formulación, aunque habría que ver algunos casos, porque hay algunos casos en los que la violación no tiene un componente de violencia sobre la mujer«. Además, agregó: «En los casos de abuso intrafamiliar no hay violencia, pero no se puede hablar de consentimiento. No es la violación clásica

¿Qué es una violación clásica? ¿En un callejón sin salida, a oscuras y que lo haga un desconocido? ¿Que siempre sea un loco y nunca un padre, hermano o tío? ¿La violación clásica es esa que se da en el silencio donde la mujer calla por miedo o por presión? ¿Es realmente necesaria la violencia física o verbal para hablar de otros tipos de violencia como la sexual?

Y la lista de personas no gratas, con argumentos pobres y sin ningún tipo de vergüenza, continúa:

La senadora de San Juan, Cristina del Carmen López, se posicionó en contra de la ley porque «no tuvo tiempo» para leer el proyecto. Más de 900 oradores de cara a la primera votación, una jornada histórica y prolongada en la Honorable Cámara de Diputados, otras 200 exposiciones luego de la media sanción y previas a la votación en el Senado y ella no pudo ni tuvo tiempo de leer qué se estaba debatiendo. Lo único que tiene que hacer y no hizo.

Dalmacio Mera, senador de la provincia de Catamarca romantizó la maternidad de los sectores más pobres y lo que implicaría el aborto con un argumentó totalmente desacertado: «Cuando hablamos tanto de los pobres, yo recorro mi provincia y la verdad que si encima a los pobres desde que volvió la democracia no le podemos llevar agua, luz, agua, no le podemos dar educación de calidad, no le podemos dar seguridad, no le podemos dar salud, ir a decirle que tengan cuidado y no tengan hijos, en esta ampliación de las posibilidades de practicarse el aborto por voluntad propia”

Miriam Boyadjian, Tierra del Fuego, al igual que la legisladora de San Juan, parece que no tuvo tiempo de leer el proyecto porque preguntó «¿Dejaremos que sea ley que se practique un aborto durante los nueve meses, hasta incluso un día antes de dar a luz?». 

Alfredo De Angeli: «Me acuerdo, y se sigue la tradición en muchos de los casos, que cuando se entera que una mujer está embarazada, se va con alegría a felicitarla, se le regala una planta, para que esa planta vaya creciendo y vea la imagen de su hijo. Esas son las cosas que no podemos perder nosotros, por eso yo voy a votar en contra».

Silvina García Larraburu: «El duranbarbismo, con el cinismo que lo caracteriza y ese modo bastardo de abordar la política, ha generado una fenomenal cortina de humo, en un momento que no era el adecuado.»

Silvia Elías de Pérez: «Soy de las que creen en el derecho a la vida. Y que no buscan atajos. Que todos los argentinos nazcan y sean plenos»

María Cristina Viñuales: «Yo no quiero una sociedad del descarte, me parece peligrosísimo que relativicemos el valor de la vida. Si empezamos a distinguir quién es más o menos humano, quién tiene más o menos derecho a la vida, ese dedito acusador puede caer sobre cualquiera de nosotros»

Mientras en el recinto jugaban a tener el discurso más largo y las palabras más irreverentes, afuera la calle estaba colmada de gente de todas las edades esperando, bajo la lluvia y el frío, que el aborto legal y seguro sea ley. Mientras decían abiertamente lo que creían y opinaban desde un lugar de privilegio y poder, mientras reían por lo bajo y festejaban, allá afuera, en los cuartos más oscuros y en las clínicas privadas, se aplaudió con rigor la continuación de sus negocios. El negociado y las muertes clandestinas por los abortos ilegales van a seguir de pie. Y cada muerte que se dé en este contexto de desamparo será plena responsabilidad del Estado y de los 38 Senadores -sin olvidar, además, a los Diputados y Diputadas que se opusieron por deporte, pero no les alcanzó para bajar el proyecto- que decidieron mirar a un costado y negarnos el derecho a decidir.

Y como dijo el Senador Pino Solanas (Proyecto Sur): «¡Bravo, chicas! Ustedes han levantado alto el honor y la dignidad de las mujeres argentinas. Esta noche tiene un pequeño descanso, pero en poquitas semanas, todas de vuelta de pie, porque si no sale hoy, el año que viene vamos a insistir. Será ley, habrá ley contra viento y marea»

Será ley, más temprano que tarde.

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