Es Tuyo, del Barrio, de Todes

La hora del final(e)

Cuando Los Piojos tocaron en el microestadio del club Unión de Santa Fe, los días 30 de septiembre y 1 de octubre del 2005, hacía casi diez meses que no subían a un escenario. La operación de rodillas de Ciro, el cantante, los había mantenido alejados de su público por un largo tiempo. Esa fue la primera pausa que la banda se tomó y que desató los primeros rumores de una inminente separación. Luego del doblete santafesino volvieron a Capital Federal el 7 de octubre para cerrar, en un estadio Obras al aire libre colmado por más de veinte mil personas, el primer día del festival Pepsi Music. Mas tarde, después de algunos shows en el resto del país, cerraron el año los días 22 y 23 de diciembre tocando por primera vez en el estadio de Boca Juniors.

A principios del 2006 Los Piojos volvieron al estadio de River para abrir los shows que The Rolling Stones dio los días 21 y 23 de febrero. Dos meses después agotaron tres fechas en el Luna Park publicándolas solo en su página web: los días elegidos fueron el 26, 27 y 29 de mayo. Con motivo de esos recitales se difundió un comunicado oficial que afirmaba que la banda había decidido «no darle publicidad a los tres shows y sólo informar a través de la página. Tenemos ganas de verlos más seguido así que vamos a usar esta modalidad para tocar de vez en cuando». Al parecer, esa fórmula dio resultado porque los días 15, 16, 24 y 25 de agosto volvieron a llenar el mismo recinto usando la misma forma de convocatoria.

A la par de esas presentaciones en vivo, y mientras preparaban su nuevo disco, Los Piojos presentaron sus dos primeros DVDs. El primero, Fantasmas peleándole al viento, contenía fragmentos de los shows dados en el Estadio Único en 2004 y en los estadios Obras al aire libre y de Boca Juniors en 2005 y se presentó simultáneamente en cines de todo el país el 26 de octubre de 2006. El segundo, Desde lejos no se ve, viajaba hacia atrás en el tiempo para mostrar fragmentos de los rituales brindados en el estadio de River en 2003 y en los estadios de Velez y Ferro en 2004 y se dio a conocer el 3 de mayo del año siguiente.

El 14 de abril del 2007 Los Piojos volvieron por cuarta vez al estadio de River para cerrar la tercera noche de una nueva edición del festival Quilmes Rock y varios meses después, el 7 de agosto del mismo año, presentaron Civilización, su séptimo disco de estudio, tocándolo sobre un camión que recorrió la avenida Corrientes desde Callao hasta Esmeralda. Diez días después viajaron a la costa para las primeras fechas oficiales de la presentación del nuevo disco: los días 17 y 18 de agosto, la banda reunió a quince mil personas en el Polideportivo Islas Malvinas de la ciudad de Mar del Plata. Después de una gira por todo el país, la banda volvió al Luna Park los días 26 y 27 de noviembre y cerró el año en un estadio: aunque originalmente la fecha estaba pensada para el 15 de diciembre en el estadio de Gimnasia y Esgrima de La Plata se tuvo que reprogramar, por disposiciones municipales, para el 22 del mismo mes en el Estadio Único.

El 10 de febrero del 2008, después de tres años consecutivos sin presentarse sobre su escenario, la banda se encargó de cerrar la octava edición del festival Cosquín Rock. El 5 de abril volvieron a Buenos Aires para presentarse por segundo año consecutivo en el festival Quilmes Rock, nuevamente en el estadio de River. Sin embargo, no quedan dudas de que ese año es recordado como el que selló el romance entre la banda, el público y el Luna Park: con tres fechas en abril, los días 19, 20 y 21, cuatro en junio, los días 3, 4, 13 y 14 y cuatro más en diciembre, los días 10, 11, 12 y 18, Los Piojos llenaron once veces en un año el mítico recinto conocido como El Palacio de los Deportes y anotaron un record en su carrera que hasta hoy no superó ninguna banda. Además, la fecha del 14 de junio se convirtió en la última del guitarrista Piti Fernandez y la del 18 de diciembre fue, sin saberlo, la despedida de Los Piojos del estadio donde tocaron veinticinco veces en siete años.

En el 2009 la banda volvió a abrir el año con una formula conocida: el 22 de enero tocaron en el Polideportivo Islas Malvinas de la ciudad de Mar del Plata, un mes después, el 22 de febrero, cerraron el tercer día del festival Cosquín Rock y el 4 de abril volvieron a cerrar uno de los días del Quilmes Rock en el estadio de River y ante sesenta y cinco mil personas. La banda seguía participando de cada uno de los festivales que se hacían en Argentina. Con sus últimos discos, había empezado a recorrer una gran cantidad de países. Incluso su cantante, Ciro, había afirmado que estaban preparando un nuevo disco y otro DVD. Nada hacía pensar que la historia de la banda se iba a terminar cuando se encontraba en su punto más alto. Por eso, nadie pudo anticipar lo que llegó el 28 de abril: un comunicado oficial publicado en la página web de la banda anunciaba que paraban por tiempo indeterminado: «Este impasse no tiene plazos ni condiciones. Los Piojos no se separan. Tampoco sabemos cuándo volverán a reunirse». La fecha elegida para la despedida fue el 14 de mayo y el lugar el Club Ciudad de Buenos Aires. Sin embargo, la demanda de entradas obligó a cambiar el recital a un lugar más grande y, al mismo tiempo, a correr la fecha. El 30 de mayo de 2009, el estadio de River recibió por séptima vez a Los Piojos. En una noche fría y lluviosa, la banda se despidió de su público sin saber cuándo volverían a verse. Los últimos acordes de la canción Muévelo, después de tres horas de show, marcaron el final de una de las bandas que había sostenido el pulso del rock nacional por veinte años.

Los Piojos fueron más que sus nueve discos. Fueron más que sus dieciséis fechas en Obras, sus veinticinco en el Luna Park o sus quince estadios. Los Piojos fueron la banda de sonido que acompaño a miles de personas durante una época triste e individualista. Fueron quienes supieron atravesar esas situaciones con una música que caminaba decididamente entre la fiesta y la denuncia. En esa fría noche la banda solo se despidió de los escenarios porque su música vive aún en quienes alguna vez supieron entonar: «Voy a llevarte en mi».

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