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17 de Octubre: El mito fundacional del peronismo

El 17 de octubre de 1945 fue el momento fundacional del peronismo. Cientos de miles de trabajadores interrumpieron la cotidianidad de la Capital en un hecho sin precedentes exigiendo la liberación del Coronel Juan Domingo Perón.

Fue, quizá, el hecho político más importante del siglo XX.  Los sectores populares irrumpieron la vida política de un país convulsionado para convertirse en protagonistas de la historia. El 17 de octubre de 1945 es considerado como un hito fundacional del peronismo.

La pregunta que surge al conmemorarse 74 años del día en que trabajadores coparon la Plaza de Mayo es: ¿por qué hoy, a pesar de proscripciones, persecuciones, gobierno civiles y militares, en Argentina continuamos recordando el Día de la Lealtad? ¿Por qué esta fecha sigue teniendo la relevancia que tiene en el imaginario colectivo de las clases populares? ¿Qué significó este hecho para la política nacional?

Derechos marginados

Meses antes de ser detenido y trasladado a la isla Martín García, Juan Domingo Perón era un hombre importante del gobierno militar de Edelmiro Farrell. Ocupaba, simultáneamente, los cargos de vicepresidente de la Nación, secretario de Guerra y secretario de Trabajo y Previsión. Logró formar una relación directa y de cercanía con los sindicatos.

Desde allí, tomó medidas que favorecían a los trabajadores: implantación del salario mínimo, vital y móvil, aumento general de salarios y participación en las ganancias. Las medidas que tomó Perón fueron fuertemente cuestionadas por sectores empresariales. 63 entidades patronales presentaron un memorial a la presidencia que las rechazaba.

El gobierno militar era presionado por la Unión Cívica Radical, el Partido Socialista y el Partido Comunista, quienes exigían que cedan el gobierno a la Corte Suprema. Por otro lado, algunos sectores empresariales.

Estos hechos generaron que el gobierno exigiera la renuncia de Perón. Así fue que el 10 de octubre, Perón dirige un saludo a los dirigentes gremiales desde a la Secretaría de Trabajo y Previsión, transmitido por radio a todo el país. En esa ocasión, aprovechó para realizar un balance de su labor al frente de la Secretaría y anuncia que firmó un decreto de aumento de sueldos y salarios que implanta, además, el salario móvil, vital y básico. Hecho que desencadenó en el pedido de detención.

El 13 de octubre trasladaron a Perón a la isla Martín García en calidad de detenido. Anoticiados de este suceso, el Comité Central de la Confederación General del Trabajo organizó un paro para el 18 como “medida defensiva de las conquistas sociales amenazadas por la reacción de la oligarquía y el capitalismo”. Pero el estallido se dio antes de lo planificado. 

Un 17 de sol

Trabajadores de todo el conurbano, principalmente de zona sur, como Avellaneda, Lanús y Berisso, salieron de los talleres, fábricas y frigoríficos a las calles convocando a sus pares a medida que avanzaban hacia Plaza de Mayo al rescate de Perón.

Así lo recuerda el trabajador y dirigente del gremio de la carne Sebastián Borro: “En la mañana del 17 de octubre, aproximadamente a las 9, grupos de personas venían desde Avellaneda y Lanús avanzando hacia el centro de la ciudad. Pasaron por la calle Sáenz Peña, observaron que había un taller mecánico (donde trabajaban 130 personas) se acercaron a nosotros y nos dijeron: <Muchachos hay que parar el taller, hay que salir a la calle a rescatar a Perón>”.

Los relatos históricos cuentan que a medida que avanzaba la tarde la gente no paraba de llegar a la Plaza. Trabajadores de todos lados abandonaban sus trabajos y, sin ser conscientes de ello, protagonizaron un hecho político sin precedentes y que lo cambiaría todo para siempre.

Era la primera vez que la masa trabajadora movilizaba, cruzando a Capital nadando o en una larga marcha desde los suburbios, exigiendo por una figura política. Para ese entonces, Perón era sinónimo de derechos y garantías que nunca antes nadie les había asegurado. Marchar por la liberación de Perón fue marchar por sus derechos sociales y laborales.

Ante una multitud que desbordaba Plaza de Mayo, el gobierno militar mandó a buscar a Perón que se encontraba detenido en el Hospital Militar. Farrell y Perón acordaron convocar a elecciones. Las mismas fueron febrero de 1946 con una victoria aplastante de Perón.

Un piso de dignidad
“A partir de ese 17 de octubre despierta la conciencia para nosotros”, sostuvo Borro. No existe síntesis más precisa para definir lo que significó ese día para los sectores populares. Es el nacimiento del peronismo como movimiento político de masas.

Las medidas que se gestaron en la Secretaría de Trabajo y Previsión incubaron al gigante miope invertebrado que trascendió al acontecimiento. Hoy en día no se puede comprender la cultura política argentina sin el 17 de octubre. 

 Los sectores populares habían llegado a ese piso luego de décadas de proscripción de la política nacional. Antes de eso, las clases populares fueron ninguneadas y reprimidas constantemente. Sí es verdad que lograron ciertas conquistas durante el yrigoyenismo, pero nunca de forma protagónica, siempre estuvieron subrepresentadas.

La clase política se dedicó a perseguirlas y, a lo sumo, tirarle huesitos. Pero ahora, los hasta entonces marginados del sistema político habían logrado la cohesión necesaria para plantarse a discutir la repartija de la torta. Perón les dio entidad reconociendo todo lo que antes se le había negado. Y no había marcha atrás.

Aquella plaza, fue una plaza plebeya. En la que sectores populares se reconocieron como sujeto político antagónico a las oligarquías que habían dominado la escena política nacional las décadas anteriores.

Significó la constitución de un sujeto-pueblo. Fue también la consagración de Perón como líder político de las masas. Que el 17 de octubre sea un acontecimiento fundacional del mito peronista representa mucho si entendemos aquella movilización por lo que fue: una masa movilizada en defensa de sus derechos y garantías.

 

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