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Nació el primer bebé del mundo gracias a una nueva técnica que “activa” espermatozoides

Se trata de un ensayo experimental que realizan investigadores de Conicet y la Universidad Nacional de Rosario. Se perfila como una gran contribución para personas con problemas de fertilidad.

Nació en Argentina el primer bebé del mundo concebido gracias a una nueva técnica que “activa” espermatozoides. El resultado forma parte de un ensayo experimental que realizan investigadores de Conicet y la Universidad Nacional de Rosario, y que busca mejorar la capacidad fértil de un espermatozoide y favorecer así el desarrollo embrionario.

Con el método denominado “HyperSperm” “apuntamos a favorecer la capacidad que tiene el espermatozoide para fecundar al óvulo y poder desarrollar un embrión que llegue a un embarazo exitoso”, cuenta Darío Krapf, director científico del proyecto, a la Agencia de noticias científicas de la UNQ.

En una fecundación natural, los espermatozoides son depositados en el tracto reproductor femenino y permanecen un tiempo antes de encontrarse con un óvulo. Durante ese período, las células sexuales masculinas desarrollan su capacidad fecundante. Sin embargo, esto no siempre ocurre así. En el caso de las personas con problemas de fertilidad u otro tipo de patologías, los espermatozoides no poseen el mismo nivel de capacidad para fecundar y desarrollar embriones. De hecho, según datos de la Organización Mundial de la Salud, 186 millones de personas tienen infertilidad en todo el mundo.

En este sentido, “el método ‘HyperSperm’ genera y estimula la capacidad fecundante del espermatozoide. Se generan eventos moleculares al interior del mismo para recrear lo que sucede dentro del cuerpo de la mujer antes de enfrentar al óvulo”, explica Krapf.

¿Cómo funciona HyperSperm?

Ahora bien, ¿cuáles son esos cambios moleculares que se producen al interior del espermatozoide? El científico detalla: “Nosotros estudiamos la cascada de señalización que ocurre puertas adentro en el espermatozoide que lo prepara para fecundar. Cuando este se capacita, cambia su patrón de motilidad. Lo que hace es pasar de moverse de forma progresiva (en línea recta hacia delante) a comenzar a batir vigorosamente el flagelo, que es la cola del espermatozoide”.

Y continúa: “Eso hace que avance a los tumbos dando vueltas y que se vuelva hiperactivo. Esa hiperactivación es el resultado de su capacitación fecundante. Lo que vimos con la técnica de HyperSperm es que esta habilidad aumenta significativamente”.

Tras este proceso, el embrión se desarrolla durante cinco días en el laboratorio. Luego se reintroduce en el cuerpo de la mujer y se implante en su útero. La otra opción es criopreservarlo, es decir, congelar el embrión hasta que la persona gestante decida llevar el embarazo adelante.

“Otra ventaja que presenta HyperSperm es que los embriones que se obtienen son de mejor calidad”, afirma Krapf, líder del laboratorio Cascadas de Señalización Celular del Instituto de Biología Molecular y Celular de Rosario, a la Agencia. La calidad embrionaria es un parámetro que se utiliza en la clínica reproductiva y se asigna por patrones morfológicos.

“Según la morfología, los embriones tienen distintos puntajes. Cuanto más alto el puntaje, de mayor calidad será el embrión y cuanto mejor sea su calidad, hay más chances de progresión hacia un embarazo exitoso”, explicó.

Hypersperm fue desarrollado por Fecundis, una startup de tecnología médica con sede en Argentina y en el Parc Cientific de Barcelona, que fue fundada por los investigadores Darío Krapf, Mariano Buffone y Rita Vassena.

Hacia su comercialización

Además del nacimiento del bebé a término, actualmente hay otros dos embarazos logrados con la misma técnica que se encuentran en el tercer trimestre. Los tres casos son resultados de un ensayo experimental de diez parejas.

El próximo paso es otra prueba que incluye más de cuarenta parejas para identificar en cuáles resulta más exitoso este procedimiento. “HyperSperm trabaja sobre el factor masculino, es decir, cuando el hombre tiene problemas de infertilidad. Es clave porque va a ayudar a que puedan concebir”, señala Krapf.

Si todo sale de acuerdo a lo esperado, el equipo de investigadores apunta a que la nueva técnica pueda comercializarse en un lapso de tres años. “Será de bajo costo y complementará los procedimientos de fertilización asistida que existen en la actualidad”, determina.

 

Luciana Mazzini Puga para la Agencia de Noticias Científicas UNQ

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