Comienza el juicio por el atentado a CFK: declararán casi 300 testigos y podría extenderse por 6 meses

A partir del miércoles serán juzgados Fernando Sabag Montiel, Brenda Uliarte y Gabriel Carrizo. La gran duda del debate es si la Justicia estará a la altura de establecer si existió o no un móvil político/económico. CFK declarará después de la feria y la novedad de un peritaje que puede girar toda la investigación.

Después de un año y medio, este miércoles comenzará el juicio oral por el intento de asesinato de Cristina Fernández de Kirchner, el 1 de septiembre de 2022 a metros de su departamento en Recoleta, en medio de movilizaciones en su apoyo. La última noticia es que un peritaje de la Dirección General de Investigaciones y Apoyo Tecnológico a la Investigación Penal (DATIP) concluyó que aun existe la posibilidad de recuperar información del celular del principal acusado, Fernando Sabag Montiel.

La pregunta que se hace el equipo de abogados de la expresidenta y una gran cantidad de argentinos es la misma. ¿La justicia será capaz de establecer si hubo lazos económicos entre Sabag Montiel, Brenda Uliarte y Gabriel Carrizo y funcionarios políticos que planearon el intento de magnicidio?

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A un año y nueve meses de que un hombre le apuntara con un arma a la cabeza a Cristina Kirchner cuando llegaba a su casa, los acusados comenzarán a ser juzgados. El juicio comenzará este miércoles, a las 9.30, en la sala AMIA, la más grande de Comodoro Py 2002. Los encargados de dar un veredicto serán los jueces Sabrina Namer, Adrián Grünberg e Ignacio Fornari. La seguridad del edificio ya fue reforzada. El tribunal dispuso que sólo ese día las cámaras puedan registrar el inicio del debate que se especula que dure seis meses por la cantidad de pruebas y testigos.

Fernando Sabag Montiel, el atacante; Brenda Uliarte, su ex novia, y Nicolás Carrizo, el jefe de ambos y señalado como un participante secundario, podrán desplegar diferentes estrategias para defenderse frente al Tribunal Oral Federal 6 que verá desfilar casi 300 testigos. Entre ellos, estará Cristina Kirchner, que además es querellante en la causa. Su objetivo estará en tratar de probar que hubo lazos políticos detrás de este ataque.

La tentativa de homicidio es clara. Filmaciones y testimonios acreditan que en la noche del 1 de septiembre de 2022 Cristina Kirchner llegaba a su casa, en la esquina de Montevideo y Juncal en el barrio porteño de Recoleta, la esperaban un nutrido grupo de simpatizantes, como ocurría desde unos días antes cuando el fiscal Diego Luciani pidió su condena a en la causa Vialidad. La rodeaba su custodia que no se dio cuenta de nada. Sabag Montiel estaba entre la multitud. Se acercó y le apuntó a CFK en la cara con una Bersa calibre 32, que gatilló al menos una vez. La bala no salió y terminó atrapado por militantes. La acusación es por tentativa de homicidio doblemente calificado por alevosía y el concurso premeditado de dos o más personas agravado por el uso de arma de fuego.

“Cuando vine acá luego de salir del Senado la gente me estaba esperando a la salida de casa con cánticos, apoyo y libros para firmar. Cuando bajo, hago un trayecto y la gente se forma en un semicírculo sobre la calle Juncal. Yo comienzo a caminar, saludo a la gente y muchos de ellos traen libros para que se los firme. Cuando estaba dando la vuelta por la calle Juncal, veo que alguien revolea un libro. Es la primera vez que me pasa desde que presenté el libro”, declaró Cristina Kirchner al día siguiente, en el living de su casa, frente a la jueza María Eugenia Capuchetti y el fiscal Carlos Rívolo, cuando aún ambos funcionarios no se habían convertido en el blanco de las críticas de la querella.

“Nunca me paso que revoleen un libro. Cuando pasa eso, me agacho a agarrarlo. Cuando me levanto, veo que se arma un tumulto de personas que agarran a una persona. Ahí recordé que el día anterior un repartidor había agredido a una persona de mi custodia y pensé que era un caso similar. Luego, termino el circulo, firmo unos libros más y entro a mi domicilio. Cuando venía en el ascensor, mi secretario Diego Bermúdez estaba muy nervioso y me dijo que creía que había habido un arma porque había escuchado un clic. Cuando llegamos al domicilio, nos sentamos en el comedor diario, vimos las imágenes y constatamos lo que había ocurrido. Ahí me empiezo a enterar lo que había pasado (…) Reitero, solo me di cuenta del hecho cuando lo vi por televisión”, agregó.

A metros de donde estaba Sabag Montiel, estaba también su entonces novia, Brenda. Al ver la detención, la joven se escabulló en el tumulto. Llamó a sus conocidos y terminó durmiendo en la casa de un ex novio. Pero no pudo esconderse mucho y quedó detenida en la noche del 4 de septiembre, cuando los investigadores detectaron su presencia en el lugar. Las conversaciones en su teléfono terminaron de complicarla.

El plan para matar a Cristina Kirchner comenzó el 22 de abril del 2022 con el mensaje “Para limpiar la Argentina hace falta que corra sangre”. Ese día, la joven le contó a una amiga que tenía un arma. Tres meses después, el 4 de julio, Brenda le escribió: “Voy con el fierro y le pego un tiro a Cristina. Me dan los ovarios para hacerlo, el tema es cómo porque la vieja tiene seguridad”.

Eso no fue todo. En julio, de su teléfono surgen frases como “yo estoy con ganas de ir a reventar la quinta de Olivos o la casa rosada con bombas molotov”; “a mí si me re dan los ovarios para hacerlo”; “sé usar un fierro, no soy francotiradora pero algo es algo. Hay que encontrar un hueco, ser estratega. No es fácil pero hay que encontrar la vuelta”; o “no voy a ser boluda de automandarme al muere”.

En sus diálogos también se supo su participación en una marcha a Casa de Gobierno que había organizado Revolución Federal y de su obsesión por Eduardo Miguel Prestofelippo, conocido como “El Presto”, un youtuber vinculado a la militancia libertaria, anticuarentena y antikirchnerista que fue denunciado por amenazar en redes sociales a la vicepresidenta.

A Carrizo lo terminarían comprometiendo las conversaciones que se encontraron en su teléfono cuando lo entregó voluntariamente como testigo. “Esto estaba planificado para dentro de una semana, hizo todo mal”, le dijo a su hermana, preocupado además porque el arma que se había usado podía ser la suya. Carrizo intentó sostener que había sido todo una broma, pero la Justicia no creyó en que se tratara de simple humor negro.

Para la querella, Revolución Federal, que se investigan en una causa aparte, actuó dentro de un plan financiado por funcionarios políticos que la querían ver muerta a la expresidenta. La hipótesis surgió cuando Jorge Abello, asesor de un entonces diputado del Frente de Todos, se presentó 23 días después del atentado y dijo que había escuchado a Milman en un bar del Congreso, 48 horas antes del ataque, decir “cuando la maten yo voy a estar camino a la costa”.

El tribunal rechazó el pedido de la querella y la fiscalía para escuchar como testigos a la ministra de Seguridad de la Nación, Patricia Bullrich; a Carolina Elizabeth Gómez Monaco e Ivana Bohdziewicz, ex secretarias del diputado de la nación Gerardo Milman; a la vecina de Cristina Kirchner, Ximena de Tezanos Pinto, y a los integrantes de Revolución Federal Jonathan Morel; Leonardo Sosa; Gastón Guerra y Sabrina Basile. Para esos casos el tribunal aclaró que eventualmente podrán ser convocados “a las resultas del debate”.

En la lista de los 277 testigos figuran custodios, militantes, peritos y psicólogos, además de Cristina Kirchner, de quien se espera una gran crítica a la investigación que llevó adelante la jueza Capuchetti. “Toda la investigación se caracterizó por evitar conocer la verdad”, había dicho el día de elevación del caso. “Para CFK no hay ni habrá justicia, ni como acusada ni como víctima. Me quieren presa o muerta”, dijo en reiteradas ocasiones.

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