Lo que me viene pasando con el feminismo, desde que me asumí feminista, es esto de deconstruir, de desnaturalizar todos los días infinitas cosas (en serio, tal vez sean infinitas) que hombres y mujeres tenemos profundamente arraigadas y no están bien.
Una de ellas, la que terminé de descubrir hoy (digo terminé, porque en general las mujeres sentimos desde siempre que en determinados comportamientos hay algo que no está bien, pero nos hacemos las boludas, o nos convencemos de que no), es la de esas jodas que cierto tipo de hombres nos hacen, en general en complot y en todos los ámbitos.
“¿Qué te pasa, te vino?”, “Ustedes viven hablando de hombres”, “Nosotros somos más simples”, “Pobre tu novio, seguro lo volvés loco”, “Cocinate algo vos que sos mujer”, “A sus órdenes jefa”, y todos los clásicos chistes típicos de oficina, hogares, espacios militantes, de amistades, familiares, etc. Y, por supuesto, el “No te enojéees, cuanto más te enojás más te vamos a joder”.
La verdad es que no todos los hombres son así. Los hombres que en general elijo para pasar mi tiempo y compartir mi vida se ríen de otras cosas conmigo. Pero hay este otro tipo de hombres que viven riéndose de sus bromas machistas. Claro que lo dicen en chiste, ellos de hecho hacen alarde de hacer chistes sobre el tema, pero de no pensarlo realmente. Y si la reacción de la mujer es la de manifestar que no le causa gracia, o que es machista lo que están haciendo, o que simplemente no la hacen sentir bien esas bromas, es inmediatamente tildada de no tener humor, de irse para el otro lado (¿qué será eso?), de ortiva, feminazi, histérica, o hasta a veces de mina que “no se la garchan”. Esto lamentablemente lo manifiestan tanto algunos hombres como algunas mujeres.
Entonces claro, a riesgo de quedar calificadas con cualquiera de esos adjetivos, muchas mujeres solemos (algunas afortunamdamente ya solíamos, en pasado) hacernos las boludas, reírnos, y tratar de generar cierta complicidad con los hombres para parecer más copadas y no feminazis o malcogidas.
Nada de esto está bien.
Los hombres que se manejan de esta forma resultan profundamente machistas, aunque creen que no lo son. Tienen una resistencia inconsciente tan grande a perder sus “derechos” por sobre nosotras, en lo personal y en lo social, que necesitan aunque sea expresarlo en forma de chiste. Les sale por los poros. Saben que está mal, porque la lucha feminista está logrando generar una conciencia muy amplia. Hoy ser machista, por suerte, empieza a estar mal visto. Pero no lo pueden evitar.
Si tanto pregonan que están a favor de la igualdad entre el hombre y la mujer, dejen de tratarnos como estúpidas. No lo somos, y no son graciosos. El lenguaje construye la realidad. El discurso instala verdades. Empiecen por ahí. Si tanto nos quieren, nos van a hacer un favor.
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