Pedido de mano dura para frenar la bronca social
Luego de la sistemática campaña oficial para disciplinar y repeler la protesta social apelando al miedo y junto a la violencia ejercida por las fuerzas del estado para desmovilizar a las mayorías, que durante esta semana han ganado las calles en rechazo a las medidas del gobierno, sus aliados en el poder judicial se pliegan a la estrategia criminalizando la protesta social.
El representante del Ministerio Público Fiscal ante la Cámara Federal porteña, Germán Moldes, elevo un dictamen apelando la excarcelación de cuatro manifestantes que habían sido detenidos el 1 de septiembre, en la manifestación que exigía la aparición con vida de Santiago Maldonado, quien finalmente fue hallado muerto 78 días después tras un ilegal operativo represivo de Gendarmería, en la Pu Lof Cushamen de Chubut.
La exculpación fue dictada por la Sala II de la Cámara federal de la Ciudad de Buenos Aires, ante las manifiestas desprolijidades en el operativo de seguridad y en la elaboración de los sumarios policiales.
Moldes, en su apelación, exige al Congreso de la Nación que este diseñe “nuevas leyes” que impidan la excarcelación o soltura anticipada de manifestantes que oculten su identidad o diseñen artilugios para disimularla -los beneficiados por la excarcelación son trabajadores de prensa, cosa que Moldes trata de poner en duda-, o que participen activamente en incidentes que provoquen daño material del espacio público y privado.
Además, señala un presunto paralelismo entre aquella manifestación de septiembre y las multitudinarias marchas en repudio al ajuste previsional de Cambiemos, aduciendo con términos bélicos que desde aquel entonces a hoy “los delincuentes han progresado en organización, táctica y armamento”
El dictamen de apelación no es ajeno del clima actual de tensión social, que lleno la Plaza de los Dos Congresos tres veces en dos días y pobló los barrios de la Ciudad de Buenos Aires, del Conurbano y de todo el país con persistentes protestas espontaneas: Moldes se refiere a sus protagonistas como “una hueste violenta y peligrosa de sujetos pendencieros y agresivos organizados, encapuchados y blandiendo armas caseras o palos” que básicamente buscan generar caos en la periferia de edificios emblemáticos y agredir a las fuerzas de seguridad.
Mas allá de estar disfrazada de critica al garantismo, esta abierta exigencia de mano dura contra la protesta social, por parte de un activo militante del macrismo y de las causas judiciales organizadas para disciplinar a opositores, deja entrever la incomodidad que le genera al oficialismo el estado de movilización permanente, que hace tambalear el esquema de comunicación del gobierno que pretende controlar el clima social desde las redes sociales.
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