Ni Una Menos: vivas y empoderadas
Otra jornada del Ni Una Menos concluyó en Argentina con una convocatoria que ya no decrece más. Niñas, adolescentes y mujeres llevaron la posta que concluyó en un escenario de Congreso.
Esas calles que transitamos tantas veces. Tantas marchas que sacudieron nuestros pies, nuestras miserias, nuestros lugares de confluencia. Ya no hay soledad que aguante cuando la marea verde y violeta avanza frente a la violencia patriarcal. Ya no hay silencio, sólo hay despojo. Y aunque el piso estaba lleno de barro y la lluvia y el frío nos hacían tiritar, se trataba de cientos, de miles de mujeres gritando al unísono: ¡Vivas nos queremos!
Este año la consigna que resonó con mayor fuerza fue el pedido del aborto legal, seguro y gratuito. Incluso, en el acto del cierre, tras un pañuelazo, se pidió que el 13 de junio -en las afueras de Congreso- una multitud acompañe para que el fuego de las calles llegue al recinto y así, los diputados y diputadas salden una cuenta pendiente con las mujeres: un aborto seguro, legal y no punible.
Las exigencias al Estado son las mismas que los últimos 3 años. Desde el 2015 se exige una implementación efectiva de la Ley de Protección Integral de las Mujeres (26485), que se reglamenten los artículos que aún están pendientes, incluido Plan Nacional de Acción para la Prevención, Asistencia y Erradicación de la Violencia contra las Mujeres. Sin reglamentación no hay generación de políticas integrales ni de asignación de presupuestos que, hasta el día de hoy, son insuficientes. El Estado destina a las víctimas de género apenas $8.
En Argentina una de las políticas incorporadas a partir de la ley de protección integral, es el 144 -línea para denunciar violencia de género- con un funcionamiento de 24 horas al día. Sin embargo, no es suficiente si no hay un aparato que acompañe, visibilice y dé herramientas a las víctimas para poder alejarse de su abusador. Además, la única política generada se ve en detrimento ya que denuncian despidos y vaciamiento del área.
La mayoría de los femicidas fueron denunciados antes de asesinar. Sin embargo, no es suficiente. La vulnerabilidad social, económica o cultural no acaba con ir a la Comisaría de la Mujer. No hay oficinas de orientación ni de asistencia para víctimas de género. Tampoco hay datos oficiales de femicidios, sólo un registro realizado por la Casa del Encuentro que confirma un número de más de 2000 asesinadas y más de 1500 niños y niñas huérfanos u obligados a vivir con los femicidas de sus madres.
Otros de los pedidos fueron en torno a las víctimas de trata, recordar a las compañeras asesinadas, acabar con la violencia discriminatoria. Exigir paridad en las tareas del hogar y en las remuneraciones: «igual trabajo, igual paga». Se exigió una vez más la separación de la iglesia del Estado. Se gritó por Marielle Franco -asesinada por la policía en Brasil- y por Diana Sacayan.
También se llamó a paro general, se apoyo a los delegados del subte y se rechazó el arreglo con el FMI.
El largo y gris lunes concluyó con las palabras de Norita Cortiñas -como representante de Madres de Plaza de Mayo-recordando a los 30000 desaparecidos durante la dictadura cívico-militar, a los que en plena democracia fueron asesinados, golpeados y asesinados por el aparato represivo de un Estado democrático. Y un pedido de recuerdo y memoria para Santiago Maldonado y para Rafael Nahuel.
Nos unimos porque es la única forma de sentirnos vivas frente al dolor. Movilizamos porque la alegría de encontrar a una hermana que comprende lo que ocurre en tu interior, refleja que no estamos solas, que somos la fuerza de las que ya no están y que hoy, más claro que ayer, vamos a hacer tambalear a todos los que nos quisieron enterrar sin saber que eramos semillas a punto de florecer.
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