«Para mí la poesía tiene que ser confesional y no lo concibo de otra manera»
Carolina Antico Cava o Caruxy en las redes sociales tiene 21 años y es la autora de «En el sótano hay un jardín», una obra que recopila sus poemas y, en compañía de distintas ilustraciones, nos adentra en el mundo de la poesía con una impronta fresca y juvenil. Feminismo, redes sociales, y un distanciamiento de los escritores tradicionales que predominan en el género, son algunas de los tópicos principales. Caruxy, nacida y criada en la Ciudad de Buenos Aires, logra generar una empatía directa con sus lectores y marca una impronta personal que se diferencia de la poesía tradicional y romantizada.
Comenzó a estudiar letras hasta el año pasado, momento en el que descubrió que su vocación no estaba puesta ahí y decidió tomar las riendas de su carrera: «Cuando estudias letras es muy teórico pero no hay talleres de producción concreta siendo una la artista, sino es más de ver al artista y criticarlo, la critica a la obra y la enseñanza. Así salís formado pero descubrí que quiero ser la artista y no la crítica pero obviamente me abrió un montón de cosas, ahora estoy en esa, en escribir. ¡Me identifiqué como poeta, lisssto!«
Con tan sólo 21 años de edad publicó su primer libro y nos cuenta que no hubiese sido posible sin el acompañamiento de su entorno familiar y de sus amigues: «Mi alrededor fue como una reacción súper buena y de decirme <si, seguí con esto>. Por suerte fue bastante gratificante porque el contexto me ayudó bastante, mi familia y mis amigues y eso estuvo bueno.» y subraya el apoyo que le brindó su familia y la contención de su hermana y su hermano. «Pienso que si pasa al contrario se puede dificultar un toque si te dicen <no, escribís re mal chabona>. Fue el apoyo de mi amiga de la librería y de quien hizo las ilustraciones. Me siento re agradecida por el acompañamiento.», expresa.
Un mechón de pelo color verde y sus tatuajes de los que también habla en su libro son su marca personal: «Creo que los tatuajes son como una forma de reinventarme y transformar, de entender mi cuerpo como un campo en el que se puede flashear y dibujar y me gusta. Me voy a hacer un montón más, siento que es lo que me identifica también, los tatuajes o los dibujos.».
SUS INICIOS
«Yo en realidad escribí desde siempre. Mi recuerdo es ser pendeja y escribir pero, claramente, escribía todo era onda amor romántico, tipo <me dejaste y me estoy muriendo> pero nunca me había autopercibido como escritora o poeta por este preconcepto de que la poesía es diferente a la que quizás estamos leyendo ahora.
Hay un monto de jóvenes que escriben desde otro lugar de la poesía sino que tenía esa idea de poesía medio aburrida, que tenia que ser estructuralmente armada. Mi poesía no es ficción sino es algo que realmente me pasa y no lo puedo concebir de otra manera, para mí la poesía debe ser confesional y no armada desde otro lado. En todos los <yo> poéticos que hay dentro de cada poema, estoy yo»
Un día decidió visitar la librería de su actual amiga, y escritora del prólogo de su libro, y le dijo que quería empezar a leer poesía. Entonces, fue en ese momento cuando de la mano de Elizabeth Maia Graviotto, comenzó a sentirse identificada con este género y descubrió un abanico de opciones y escritores contemporáneos que tenían un estilo similar: «Ahí fue que me sentí identificada, porque para mi es primordial la identificación en la poesía.»
Piensa que la escritura es algo que nace de repente y tiene estructuras. ¿Que la motiva? El día a día, lo que la rodea, las injusticias y la tristeza: «La escritura sale, es algo que nace de repente pero para nada estructurado. Es algo en lo cotidiano, en el día a día, a partir de una situación que vi en la calle me impulsa a escribir. No es algo que lo prepare.»
FEMINISMO
«Yo todo lo que escribí, los poemas se leen en el libro, es desde mi experiencia individual y desde esa experiencia es entender que al identificarse un montón de persona hay que entender lo propio como algo colectivo y para mí, atraviesa todo. Es el reflejo real de lo que siempre sentí y desde que soy feminista, que es mucho antes de definirme como tal, es como entender que el feminismo está dentro de un sistema que convive con otras opresiones. No solamente la opresión de género, y eso quizás ahora que lo pienso es donde me quedé corta. Me gustaría reflejar, quizás, otro tipo de opresiones pero a la vez me cuesta porque no estoy tan identificada. Es decir, yo soy oprimida por ser mujer pero siento que otras opresiones conviven con eso, pero desde mi privilegio de mujer de clase media, y blanca y todo eso, queda ahí el libro. Ese privilegio y el de tener voz propia y quizás otra mujer, muere en una camilla por un aborto ilegal. Es la culpa de tener privilegios que otros no, es como un <yo sí> y los otros no pueden tener ciertas cosas pero siempre me pregunto como puedo hacer para que eso pueda cambiar y lo primero es ser consciente que tengo privilegios dentro de la opresión y, por otro lado, concientizar a los demás.»
EN EL SÓTANO HAY UN JARDÍN
La elaboración del libro fue un proceso colectivo y autogestivo. Coleccionó los poemas que tenía y su amiga de la librería y Ona Ballesteros Gravino – quien hace las ilustraciones – fueron la ayuda a concretar eso que estaba ahí pero, según ella, «no se animaba».
Luego, les escribió a editoriales independientes que son bastantes pero poco se conocen pero el proceso no terminó ahí: «Es autogestivo porque no es que me promocionó sino que lo hice yo desde cero. Ellos (la editorial) me ayudaron con la corrección de los poemas y la impresión, después el resto estaba bastante pensado. Cuando tuve los libros en mi casa fue <¿qué vas a hacer?> y obviamente fue la movida de comunicarme con un montón de librerías independientes, de preguntarles si les copaba venderlos en su librería. Además, en el Instagram tipo <che, saqué un libro>. Después, se hizo la 1º Feria del Libro Feminista y se abrió la convocatoria, les escribí y les gustó pero todo desde mí lugar y de moverme. Eso cuesta pero aprendés, porque a veces ves tantas cosas donde hay guita pero son una mierda. Es un poder de llegar a un montón de gente pero mal utilizado y encima te comparás.»
Estaba la recopilación de los poemas y su amiga comenzó a hacer las ilustraciones. Al principio sólo estarían en la tapa y contratapa pero después les copó la idea de poner algunos adentros para cerrar la dinámica entre el dibujo y la poesía. Según ella, en ese proceso tomó distancia de algunos poemas con los que ya no se vio identificada pero aclara que reflexiona constantemente sobre lo que escribe.
REDES SOCIALES
Mucho de eso lo manifiesta en alguna de sus poesías, la locura de subir fotos, los like y todo eso lo define como una «relación de amor/odio». Además, repiensa: «Yo creo que con las redes se pueden comunicar cosas como re piolas y re chotas. Hay un montón de información copada y un montón de desinformación, y agresión a la vez. Me gusta como canal de comunicar cosas copadas y de mostrarse. Yo creo que está bueno, pero ¿hasta que punto?, es esa problemática de que hasta que punto te está dominando. A veces lo pienso en la teoría pero en la práctica lo hacés, pasa mucho.»
SUS REFERENTES
Sus principales referentes son mujeres y nos explica que hace unos días atrás realizó una limpieza de su biblioteca y se dio cuenta «que todo lo que había leído hasta ese momento eran todos chabones, los grandes premios nobel son ellos. Entonces dije <ya te leí y ya me tenés harta>. Además, aclara que como escritora clásicas elige a Alejandra Pizarnik, Alfonsina Storni, y más actuales a Patricia González López, Malén Denis, Malena Saito, Naty Menstrual y precisa que le gustó mucho «¿Porqué volvías cada verano?» de Belén Peiró.
DOLOR Y ESCRITURA
«Lo bueno de estar triste es que me hace escribir el triple. Es lo que le debo al mundo del revés, la producción artística porque es lo que me lleva a denunciar las injusticias y decir esto no. Es la idea de transformar el dolor en poesía, en algo que llega a los demás y desde ese lado se puedan identificar y decir <che mirá, esta poesía me está tendiendo una mano para no sentirme tan sola o solo y sentirme acompañado>. Lo piola de escribir es que el poema cobra vida independientemente de quien lo escribe porque se va metiendo en ámbitos y va tejiendo redes.
EL FUTURO
Me gustaría tener una editorial para bancar proyectos autogestivos y tender una mano a gente que estuvo en la misma que yo ahora, y que son un montón, y que se visibilizan muy poco.
Desde que publiqué escribí un montón de poemas nuevos y la idea es seguir publicando pero no sé cuando. Mi sueño ya está cumplido, es el que alguien está ahí, identificado con cosas que nos pasan a un montón. El feminismo nos hizo ver que un montón de cosas de las que sentíamos vergüenza y culpa, y pensábamos que era de una experiencia individual, no lo eran. Abrió ese espacio de decir <che, a mí también me pasa>.
Nos despedimos de Caruxy. Volvemos una y otra vez a sus poesías, cada uno de los poemas es un reflejo, un espejo. Te ves y te encontrás, reconforta y te hermana. El trabajo colectivo, el feminismo, sus tatuajes, su familia y la autogestión, un sello que la distingue. Una contraofensiva al concepto de meritocracia y un revés al sentido de individualismo que cada vez está mas presente en la sociedad. «En el sótano hay un jardín» es un poco de eso y mucho más, un libro con poemas que, con una simpleza característica, te abraza.
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