Es Tuyo, del Barrio, de Todes

En Holanda el piropo pertenece a la libertad de expresión

Un fallo judicial holandés determinó que los municipios no podrán prohibir el acoso callejero.

En Holanda, la Corte de Apelación de La Haya estableció el acoso callejero como una práctica perteneciente a la libertad de expresión. No se podrán prohibir, a menos que lo determine una legislación parlamentaria.

Recientemente, en 2018, un hombre fue multado por 200 euros por acosar en dos ocasiones a grupo de chicas. Posteriormente, la la Fiscalía de Rotterdam fijó una multa que superaba los 300 euros. Finalmente, el caso llegó a la Corte de Apelación de la Haya. Para los jueces, «el acoso verbal y lanzamiento de besos» existió, pero «encajan en la libertad de expresión, y la normativa municipal no fija de manera clara el límite entre un comportamiento aceptable y otro intolerable”. El fallo sostiene que sólo un legislador está facultado para definir una violación de derechos ya que «la normativa municipal no fija de manera clara el límite entre un comportamiento aceptable y otro intolerable”.

El fallo sorprendió. Hace dos años, en Ámsterdam se prohibió el acoso callejero tras analizar una muestra que indicaba que el 59% de las mujeres de entre 15 y 34 años lo sufrieron. Ocho de cada diez mujeres sufrieron acoso verbal, insinuaciones y silbidos ofensivos.

El ministro de Justicia, Ferd Grappenhaus, en mayo del 2018 quiso incluir la intimidación sexual callejera en el Código Penal. Las penas alcanzarían los 3 meses de prisión o una sanción económica de 2000 euros.

Por lo pronto, Holanda definió darle luz verde al acoso callejero, a los gritos y silbidos ofensivos resguardados, ¿cuándo no?, en el derecho de la libertad de expresión.

 

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