Si bien resultaba impensada la incorporación del jugador, en Liniers lo quisieron en su equipo. Ricardo Centurión pasó por Potosí sin pena ni gloria, regresó a Racing Club de Avellaneda y ahora, en su horizonte, apareció el Fortín que, para su mala suerte, cuenta con un área de género.
Aunque sus habilidades en la delantera son indiscutibles, su rutina de violencia de género, con una denuncia a cuestas y mala conducta, rompen el interés y el respeto en muchos espacios. Para contratarlo, el presidente de Veléz indagó con el DT Gabriel Heinze y con la responsable del área de Violencia de Género, Paula Ojeda. Tal vez, por primera vez, nuestra voz se escucha más fuerte que los gritos de la cultura del aguante. O, tal vez, primó el miedo a las repercusiones que la llegada del jugador pueden implicar.
Paula Ojeda indicó a Clarín que, en caso de ser contratado Ricardo Centurión, exigirán «que pongan dentro del contrato una cláusula específica sobre el resguardo en el accionar tanto moral como en el tema de género.»
El club, pionero en incorporar un área relacionada a violencia y género, sería el primero incorporar una cláusula en el fútbol profesional. Los violentos no van a dejar de jugar, pero les podemos marcar la cancha.
Sin respaldo de AFA que, hace poco tiempo creó el Departamento de Equidad y Género, y sin un trabajo en red consolidado, las pequeñas acciones al interior de los clubes deben reconocerse.
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