«Es necesario el compromiso social, económico y político para revertir costumbres arraigadas»
El Numeral habló con el Intendente de Laguna Larga, la primera localidad que incluye señalética con perspectiva de género.
Muere una mujer por día en Argentina por violencia machista. Intentamos no olvidar sus nombres, sus caras, sus vidas, pero son tantas que tememos lo peor. Y en un intento desesperado queremos que permanezcan en la memoria como la peor de las deudas de esta sociedad. Aún hay mucha resistencia al cambio en una cultura patriarcal que está completamente arraigada. En Capital Federal los movimientos están en la calle. En todas partes se habla y se discute del tema. Pero sabemos que en el interior del país aún es difícil cambiar la mentalidad. Por ello, hablamos con Matías Torres Cena, intendente de Laguna Larga, una localidad ubicada a 55 km de Córdoba Capital.
Matías habla pausado, con una voz tranquila, y parece poseer todas las herramientas para intentar cambiar este paradigma, en un pueblo de 7437 habitantes. Dice que es difícil porque la gente es muy tradicional. Pero el apostó por algo innovador y que no se encuentra en ninguna parte del país.
Basándose en estudios de otros países, el Intendente decidió que para el 8 de marzo una manera de visibilizar la lucha de las mujeres, “de una manera disruptiva y con un marco teórico a la obra pública” era cambiar la señalética de las sendas peatonales. Así podemos ver que, en las calles de esta localidad, el pasado convive con el presente. La arquetípica figura masculina la reemplaza una femenina. “Estamos cambiando la historia de la señalética de nuestro pueblo y haciéndola más amigable con la mujer”. Esto es un proceso de acciones que ya venían creando. Dice que en su ciudad como en muchos países del mundo la violencia de género comienza en la escuela desde muy temprana edad. “Creo particularmente que tiene que ver con el contexto social, económico y político en el que estamos inmersos.”
Dice que está convencido que el cambio es estructural. “Entiendo que sociologxs, filósofxs, movimientos colectivos y organizaciones no gubernamentales junto al gobierno están trabajando en la problemática de género, acompañan esta visión de cambio estructural y eso es alentador a la hora de luchar por la igualdad.”
Sabemos que en las provincias la efervescencia de los movimientos feministas, las calles repletas de mujeres copando las calles, las mentes que están empezando a cambiar, las que ya evolucionaron y entendieron, no tienen la potencia de Buenos Aires. Y como bien dice Matías, sino ganaron la calle en el interior, entonces la calle no está ganada. Explica que Córdoba es una sociedad conservadora, patriarcal, donde lo masculino es lo general, el todo y lo femenino es el género. Dice que la tecnología ayuda a que este cambio pueda penetrar de alguna forma y se vislumbren alguna transformación. “Las universidades ayudan mucho en las grandes ciudades, pero es necesario el compromiso social, económico y político para revertir costumbres arraigadas, que nada tienen que ver con la igualdad y menos con la democracia.”
“En cuanto a la aceptación de las acciones que venimos llevando adelante encontramos desconocimiento, miedo, indiferencia y falta de educación en género en determinadas generaciones. Creo que, en ciudades como las nuestras, del interior de córdoba, la mujer todavía persiste inconscientemente en ataduras y la figura masculina inhibe esa libertad de expresión y movimiento que les permitiría pensar por sí mismas. No obstante, quienes logran interpretar lo teórico y el concepto detrás de las estructuras metálicas celebran la decisión y acompañan la lucha por la igualdad de género.”
Cree que los movimientos feministas son necesarios. Los ve sólidos y actores fundamentales de la historia. Que las mujeres no pueden vivir en contextos de miedo, que ganar la calle es prioridad, para hacer el espacio público un lugar propio de protesta.
Igual que a todas y todos los que pensamos que esto debe cambiar, a Matías le preocupa el futuro de su hija. Qué le vamos a dejar a las generaciones futuras. Esperemos que lo vean como algo nefasto de una historia que se lee en un manual escolar y no cómo parte de la vida cotidiana.
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