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Aplicaciones y datos personales: ¿Qué aceptamos cuando las descargamos?

Face App volvió con una nueva actualización que se volvió viral y unas políticas de privacidad que dan qué hablar. Conocé de qué se tratan.

Si bien todos queremos estar al día en lo que a aplicaciones de tendencia se refiere, ¿Estamos al tanto de lo que aceptamos para poder utilizarlas? Al instalar una app en nuestros teléfonos móviles debemos permitirles ciertos accesos -como a nuestras fotografías o ubicación, por ejemplo- y aceptar las políticas de privacidad. Pero… ¿Cuántos de nosotros damos nuestro consentimiento a éstas sin antes leerlas? El frenesí de querer probar la nueva adquisición puede más que preservar nuestra seguridad y datos personales.

En estos últimos días Face App volvió recargado. La aplicación presentó una nueva función: modificar el rostro y someterlo a una transformación de género (la dualidad que ofrece queda para otra discusión). Las redes sociales estallaron de fotografías alteradas y los memes no tardaron en llegar al timeline de Twitter. De esta manera, FaceApp es la tendencia viral del momento. Otra vez.

Para poder poner en acción esta aplicación, conocida por utilizar la inteligencia artificial para modificar el rostro basándose en una fotografía, debemos brindar acceso a mucho más que a nuestro carrete de fotos.

 

Transformación de FaceApp

 

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Me mandaron mi foto pasada por la app que te muestra cómo serías de mujer. A quien me parezco? Algo de @wanda_icardi tengo, no? Jaja

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Según las políticas de privacidad de Face App, las cuales fueron modificadas el 4 de junio de este año, para su utilización se requiere:

  • Datos del dispositivo. Entre ellos, sistema operativo, ID del dispositivo y dirección IP asociado al país de origen.
  • Información de redes sociales. Si activamos la aplicación mediante alguna de nuestras cuentas en redes, Face App podrá acceder a información de ella. Nombre de usuario y cantidad de amigos/seguidores, por ejemplo.
  • Datos de actividad en línea. La aplicación podrá registrar qué sitio visitamos antes de ingresar a ella y durante cuánto tiempo. Para registrar esta información se requiere el uso de kits de desarrollo de software de terceros, los cuales también podrán tener acceso a la data. Es decir, no sólo “aprobamos” el acceso de nuestra información a la aplicación, sino que a terceros que también desconocemos.

Ah, pero asegura que no divulga las fotografías o videos realizados con la aplicación.

 

Qué hacen con la información

En las políticas de privacidad también se aclara qué se hace con la información recopilada de los usuarios. Nuestra data llega a manos de:

  • Afiliados de la aplicación.
  • Proveedores de servicio. Áreas de atención al cliente, análisis y servicios de administración de bases de datos y marketing.
  • Socios publicitarios. La información de nuestras cuentas le sirve a la hora de seleccionar qué anuncio publicitario mostrar dentro de la aplicación. No es casualidad, claro.
  • Asesores profesionales. Como abogados, banqueros, auditores y aseguradores.

Además en las políticas de privacidad se aclara que, en caso de venta o fusión con otras empresas, también los nuevos actores podrán tener acceso a la misma información.

No solo se trata de Face App. Las aplicaciones que descargamos y usamos diariamente también acceden a nuestros datos personales y tienen políticas de privacidad similares. La cuestión está en ser conscientes del precio que pagamos -a veces ignorándolo- para el uso de una aplicación para el ocio y el entretenimiento.

 

Antecedentes

No es la primera vez que se alerta a los usuarios sobre los peligros de Face App. El año pasado fue el boom de la aplicación gracias a la transformación que nos mostraba como adultos mayores, con unos años de más, arrugados y con cabello emblanquecido. Al igual que en esta oportunidad, las redes sociales se monotematizaron y veíamos cataratas de posteos con transformaciones faciales.

En su momento los informáticos aseguraban que, al escanear nuestros rostros para entrar en el juego de Face App, los usuarios pueden ser «captados digitalmente» y así ser sometidos a futuros procesos de reconocimiento facial. Y no olvidemos que además de nuestro rostro, también cuentan con nuestros datos personales: dirección de IP, nombre de usuario, redes sociales asociadas y más.

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