No hay calle pero hay redes. Organizadas para contener a otras y entre nosotras
¿Luchar con la compañera le gusta a usted? Charlamos con Pamela Olimpo, integrante de la Red de autocuidados feministas que busca acompañar, brindar herramientas, contener y asistir.
Las feministas en la pandemia con la organización y la premura de poder asistir a las otras armaron redes que siguen acompañando y ayudando a las otras. También es un vínculo que se sostiene entre sí para adentro y para afuera. Difícil de explicar para el que no lo entiende o lo percibe como una simple idea radicalízada que no tiene sustento.
¿Qué hacen las feministas en pandemia?
Pamela habla rápido. Tiene dos hijos, un compañero, trabaja de fletera y además integra la Red de autocuidados feministas. Cree que no tiene nada para decir, quizás porque en la vorágine la asistencia se hace costumbre y se autopercibe como poco. Pero una vez que habla de por qué elige vivir de esta forma y no de otra podemos comprender.
Son muchas las redes que tuvieron que crear otro sistema para que nadie quede sin asistencia. Y para eso los grupos de WhatsApp o Facebook pasaron a ser el sistema que reemplaza el alcance personal. Hay una demanda y hay una respuesta, siempre.
Pamela Olimpo asegura que su trabajo de fletera comenzó hace cuatro años, que se juntaron un par de compañeras y armaron una cooperativa para brindar servicios de viajes y fletes.
“Esa fue la primera red que conformé y que fue muy linda por el enriquecimiento colectivo y lo que traíamos de militancia ponerlo en un servicio que les sirviera a todas.”
Cuenta que ahora está colaborando con la Red de autocuidados feministas en pandemia, que si bien cobró forma a partir de la cuarentena era algo que ya venían haciendo. Acompañar a la otra en situaciones de violencia de género o abuso. Brindar todas las herramientas necesarias para poder sacarla de ese lugar. Realizan trámites en organismos, permisos, alimentos, medicamentos, asistencia médica, legal y psicológica. Contener.
Cuidar. Redes que se tejen. Sin miedo, sin planteos, con fuerza y con ternura.
“La red es un lugar que a mi me dio mucho. Para mi es un placer hacerlo desde que empezó este encierro, que no sabíamos que iba a durar tanto, tengo el compromiso de hacer algo por la otra, me podía quedar en casa pero preferí no hacerlo porque puedo llevar alimentos y todo las cuestiones que nombramos recién.”
Elegir ayudar. Esa palabra resuena fuerte. Todos los días levantarse y elegir poner el cuerpo como sea para que otra pueda salir adelante. Creer que se pueda mejorar la vida de quien lo necesite en cualquier contexto y en cualquier momento. No estar en casa quejándose sobre lo que no se puede cambiar sino tener la certeza de que sí. A pesar de las críticas, de los embustes y los malos entendidos. Ellas parecen no escuchar y siguen porque alguien escribió pidiendo ayuda y para eso no hay tiempo, ni partido, ni excusas.
“Organizadas para contener a otras y entre nosotras. En un mundo de hombres y para hombres elegimos la lucha colectiva, para abrazarnos entre todas y bancar la parada.”
El sol va bajando, la calle está desierta, pero dentro de cada casa la realidad es diferente y ellas lo saben. Y me voy con la sensación de que mientras existan estas heroínas silenciosas aún queda esperanza.
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