«La menstruación es un factor muy fuerte de desigualdad que está completamente invisibilizado»
Tras la presentación del Plan Nacional de Gestión Menstrual Sustentable, conversamos con la diputada Nacional Daniela Vilar, impulsora y cocreadora del proyecto. Los desafíos y costos de cambiar un paradigma no sustentable, nocivo para la salud y sumamente contaminante.
Las desigualdades impactan en cada área de nuestra vida. Incluso, la menstruación es considerada un factor extra de ellas. Por ella, la diputada del Frente de Todos Daniela Vilar, presentó un proyecto de ley para que el Estado responda frente a una realidad invisibilizada. En diálogo con El Numeral, la diputada advirtió que el proyecto busca «garantizar el acceso a una gestión menstrual informada, saludable y sustentable».
¿Cuál es el objetivo del Plan Nacional de Gestión Menstrual Sustentable?
El Plan Nacional de Gestión Menstrual Sustentable tiene como objetivo reducir las desigualdades que genera la menstruación. Además, busca garantizar el acceso a una gestión menstrual informada, saludable y sustentable. El proyecto surge a partir de un diagnóstico que hacemos sobre el impacto de la gestión menstrual con los métodos más tradicionales.
La menstruación es un factor muy fuerte de desigualdad que está completamente invisibilizado.
El costo anual de los productos de gestión menstrual puede llegar a representar en promedio un 10% del ingreso de las mujeres.
¿Qué costos tienen los productos conocidos, no sustentables?
Como si el costo económico no fuera mucho, también tiene un costo altísimo en la salud. Las toallitas y tampones tienen componentes tóxicos y hasta pueden llegar a tener restos de glifosatos.
Y por otra parte, tienen un costo muy alto para el ambiente. Las toallitas y tampones generan 132.000 toneladas de residuos NO RECICLABLES al año. Son residuos patógenos, que pueden filtrarse y contaminar aguas subterráneas, arroyos y lagos, produciendo problemas graves de salud. Generan concretamente un empeoramiento de la calidad de vida de las zonas aledañas, que suelen ser barrios carenciados y con bajo acceso a los servicios de salud.
Pero el problema de las toallitas y tampones no es solo la cantidad de desechos que generan; también su fabricación tiene un gran impacto ambiental. Se necesita muchísima agua, pesticidas y fertilizantes. La principal materia prima proviene de una cepa de pino que implica el desmonte a escalas industriales de selva nativa.
¿Cuánto cambiaría esta realidad con productos de gestión menstrual sustentable?
Los productos de gestión menstrual sustentables evitan todos estos problemas. La copa menstrual por ejemplo, está hecha con un material reutilizable y libre de tóxicos. Con un buen cuidado una persona menstruante podría utilizar solo tres o cuatro copas durante sus años fértiles, frente a los 12.000 tampones y 6.000 toallitas higiénicas.
También es clave a la hora de analizar este tema tener en cuenta el componente de desigualdad. La gestión menstrual demanda acceso a agua limpia, instalaciones adecuadas, elementos seguros, lugar para la correcta eliminación de desechos, cuestiones que claramente no están garantizadas en todos los casos.
¿Cómo se podría transformar el paradigma conocido de gestión menstrual no sustentable?
El proyecto impulsa la creación de un Plan Nacional de Gestión Menstrual Sustentable para que tengamos información completa sobre todos los productos de gestión menstrual que existen y su impacto en la salud y en el ambiente. Además, propone la creación de un Observatorio de Gestión Menstrual, para que el Estado en conjunto con la sociedad civil genere información y datos para la creación políticas públicas que ayuden a reducir las desigualdades de la menstruación.
También, insta al Estado a crear políticas de incentivo a la producción nacional de productos de gestión menstrual sustentable y la incorporación en el Programa Precios Cuidados.
¿Quiénes participaron de la formulación del proyecto?
Este fue un proyecto cocreado a través de mucho recorrido. Durante la pandemia estuvimos juntando donaciones para comprar productos de higiene y gestión menstrual para mujeres en situación de vulnerabilidad que llevamos a hogares que alojan víctimas de violencia de género y a centros de aislamiento de pacientes de coronavirus.
También nos juntamos con médicas, expertas, militantes de la copita y funcionarias como Mercedes Dalesandro que viene trabajando estos temas desde EcoFeminita y ahora como Directora de Economía y Género.
Fue un proyecto creado de forma sumamente colaborativa, con redes, con articulación. Mis otras compañeras Diputadas firmantes son Gabriela Estévez, Mónica Macha, Paula Penacca, Florencia Lampreabe, María Rosa Martínez, Flavia Morales, Marisa Uceda y Lucía Masin.
La idea es que se conforme un espacio en la órbita del Ministerio de Economía que genere datos e información sobre el impacto de la menstruación que sirva como insumo para generar políticas públicas tendientes a reducir las desigualdades.
Los comentarios están cerrados.