Femicidio en Campana | Los acusados se culpan entre sí
La pareja de Keila Moreira y un amigo se culparon mutuamente al declarar ante el tribunal sobre el crimen cometido en 2020.
Los dos jóvenes acusados y juzgados por el femicidio de Keila Moreira, que tenía 16 años cuando la mataron en Campana en 2020, se culparon mutuamente del crimen al declarar ante el tribunal.
Se trata de Franco Moreira, pareja de la víctima, y de su amigo Matías Oviedo, quienes son sometidos a juicio por el Tribunal 2 de Campana. El fiscal de la causa contó que sus declaraciones fueron contradictorias y «se echaron la culpa mutuamente».
«Franco Moreira dijo al tribunal que vio cómo se le escapó el tiro accidentalmente. Mientras que el otro imputado dijo haber escuchado el disparo y cuando entró a la habitación encontró a su amigo con el arma en la mano y a Keila tirada en el piso, todavía con vida», detalló Zocca en diálogo con Télam.
«Ahora tenemos que preparar la etapa de alegatos para la semana próxima. Vamos a trabajar fuerte para que se sepa la verdad«, concluyó.
Cabe destacar que el tribunal pasó a cuarto intermedio hasta el jueves 9 de junio que comenzará la etapa de alegatos.
Mientras se desarrollaba la audiencia, que solo nueve de los familiares y allegados a la víctima pudieron presenciar en la sala. Mientras que integrantes de la Asamblea Permanente de Mujeres y Disidencias y del equipo femenino del Otamendi Fútbol Club, donde jugaba Keila, rodearon el Tribunal por fuera.
El caso de Keila Moreira
El femicidio se registró el sábado 17 de octubre del 2020 en una casa del barrio La Praderas, ubicado en Campana.
Un llamado al 911 alertó sobre una joven fallecida en el interior de una vivienda, por lo que el personal de la comisaría de Campana arribó al lugar de inmediato. Al ingresar, los efectivos constataron que la adolescente había fallecido de un escopetazo que impactó arriba de una de sus orejas.
Según los testimonios recaudados posteriormente, la joven estaba con su novio y un amigo. Ambos escaparon a bordo de un auto tras el hecho.
Lo curioso es que antes de huir, el novio de Keila fue a la casa de su madre y le confesó que estaba manipulando el arma y que accidentalmente la mató.
Actualmente investigadores del caso descartan completamente la hipótesis del accidente. No solo por los elementos de prueba que se encontraron en el lugar, sino por la fuga y la falta de asistencia al momento del hecho.
La madre del acusado, al enterarse, llama a una hermana suya la cual le avisa al hermano mayor, por lo que éste hombre se dirigió a la casa donde vivía la pareja.
Allí encuentra a Keila, trata de reanimarla pero fallece en ese momento. Una vecina llamó al 911 y tras cuarenta minutos, llegó la policía.
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