Centros de Estudiantes | La organización como forma de vida
En el marco del Día del Estudiante, ponemos el ojo en lo que implica ser parte de un Centro de Estudiantes a nivel universitario. Conversamos con tres estudiantes que nos cuentan qué proponen, qué los moviliza y qué aprenden de sus experiencias.
Los Centros de Estudiantes son organizaciones estudiantiles que representan a sus compañeros frente a las autoridades. A partir de la Ley 26.877, sancionada el 3 de julio del 2013, son reconocidos como órganos democráticos de representación en todos los niveles educativos de todas las instituciones.
Las personas que representan a los estudiantes son elegidos mediante el voto de sus compañeros y llevan a cabo actividades, propuestas y objetivos para mejorar el andar de los alumnos asistentes a la institución educativa.
En esta oportunidad, tres estudiantes universitarios nos brindan su mirada y su experiencia al respecto. Conversamos con Nicolás Escudero, estudiante de Periodismo de la Universidad de Lomas de Zamora e integrante del Centro de Estudiantes del área de Sociales entre 2013 y 2022; Natalia Casalone, estudiante de Periodismo de la Universidad de Avellaneda e integrante del Centro correspondiente al Departamento de Cultura, Arte y Comunicación desde julio del 2022; y Santiago Giménez, estudiante de Audiovisión de la Universidad de Lanús e integrante del Centro correspondiente al Departamento de Humanidades y Artes desde 2019.
¿Qué los motivó a integrar estos espacios?
“La verdad es que me gustaba la onda, me gustaba ayudar al otro, tener un espacio con el que compartir muchas cosas con varias personas”, cuenta Nicolás Escudero, integrante del Movimiento “Todos X Sociales”, que adhiere al Peronismo.
Por su parte, Natalia Casalone destaca que pertenece a la agrupación “Somos UNDAV” desde noviembre de 2021. Se sumó para “ver qué realmente se movían y mueven por los estudiantes”.
Santiago Giménez, de la agrupación de Izquierda “En Clave Roja”, vinculado al PTS, señala: “Vi una necesidad de traer un montón de debates a la universidad, crear espacios de organización, y replantearnos qué profesionales queremos ser, pensando con otra perspectiva, además de poder estar al servicio de las grandes mayorías y tener conciencia social”.
Qué se hizo y qué proponen
Escudero integró el Centro de Estudiantes entre 2013 y 2022 y cuenta en qué se trabajó. “Pusimos una máquina para cargar la SUBE en la facultad. Elevamos reclamos para que haya WiFi, ya que hace 6 o 7 años no había. Hicimos una campaña muy grosa para una campaña de donación de apuntes entre estudiantes porque no se podían costear los centros de copiado”.
Además, detalla: “en la Municipalidad reclamamos por los hechos de inseguridad en accesos a la Universidad, llegando a los Concejos Deliberantes de Almirante Brown, Lomas de Zamora y Esteban Echeverría. Logramos que se pongan garitas de seguridad. Hicimos cosas muy grosas”.
Casalone asumió apenas en julio del presente año, pero cuenta la propuesta de su movimiento y qué se hizo hasta acá. “Venimos detectando varias falencias” dice, apuntando a la gestión precedente. Cuenta que el objetivo es “garantizarle a los estudiantes el funcionamiento de la fotocopiadora porque siempre está cerrada o los precios son inaccesibles”. También señala que estuvieron trabajando en la apertura del buffet, que estuvo cerrado durante los primeros meses, apuntando al regreso pleno de las clases presenciales en el segundo cuatrimestre.
“Nuestro centro está compuesto por estudiantes de las carreras de periodismo, de gestión cultural y de artes audiovisuales. Se trabaja en conjunto con el Director de la carrera y el Decano para armar actividades que nos acerquen al mundo de los medios, de lo cultural, para participar con una presencia importante en congresos, charlas y conferencias como las que se vienen dando”, asegura la estudiante de Periodismo.
Por su parte, Giménez destaca que desde su agrupación se proponen objetivos más generales e ideológicos. Asegura que es necesario “hacer un espacio de organización para estudiantes que sea independiente de los gobiernos de turno y que sea de Izquierda”.
Y continúa: “Nosotros nos planteamos ser un espacio que también esté junto a las diferentes luchas de los trabajadores, desocupados, otros estudiantes, sectores más golpeados; y a diferentes cuestiones como el conflicto con Cultura, las familias que reclaman tierra y vivienda en Guernica, el conflicto de discapacidad. Vamos por esa línea. Lo que logramos es conquistar un espacio que se reivindica a sí, que es independiente y busca una organización lo más horizontal y democrática posible. Peleamos por tratar de abrir todos los espacios para que sean más democráticos y traer la ideología de Izquierda a la universidad”.
Lidiar con la pandemia
La situación del COVID-19 que afectó al mundo fue una enorme dificultad también para los estudiantes universitarios. Al respecto de este tema, Nicolás cuenta su experiencia durante ese período. “Estuvimos un año y medio sin ir a la facultad y en ese lapso nos costó horrores porque muchos compañeros dejaban el Centro. No sabíamos cómo acceder a las realidades que antes podíamos ver en la presencialidad. Los estudiantes pedían, por ejemplo, poder rendir finales presencialmente, cursar algunas materias presencialmente ya que había docentes que no estaban capacitados ni para mandar un mail. Se hacía imposible”.
Por su parte, Natalia cuenta que “en la pandemia hubo mucha demanda y mucha ausencia respecto del Centro anterior. La agrupación que estaba a cargo brilló por su ausencia y nosotros intentamos acompañar diversos proyectos porque las realidades de los estudiantes eran diversas, como la conectividad, el boleto en la vuelta a la presencialidad, las inscripciones, los trámites”.
Respecto a esta cuestión, Santiago marca desde su posición que “hubo muchos problemas porque la mayoría de los que no somos de juntarla en pala la pasamos mal. Vimos muchos problemas para mantener las cursadas, generalmente por conectividad y recursos. El trabajo se precarizó mucho más y dificultó los ingresos y el tiempo para cursar”.
Por otro lado, detalla que “hubo casos de problemas con la policía en la cuarentena más dura, creció el problema de la vivienda. Hicimos un relevamiento de la situación de cursadas, de estudiantes, donde encontramos estas problemáticas”. También se refirió a la dificultad de tener espacios de organización con la virtualidad, pero destaca que fue un desafío que se llevó adelante “con asambleas virtuales con estudiantes de todo el país y otras propuestas”.
Qué se aprendió de esta experiencia
“El Centro es un lugar hermoso que sirve para construir no solo como agrupación política sino también como personas. Se aprende a compartir un espacio, valores, experiencias. Yo he viajado a muchas provincias, barrios. Conocí muchas realidades y se sale de la burbuja de la cotidianeidad. A mí me deja mucho a nivel personal y espiritual. Obviamente hay muchas cuestiones que uno no se imagina nunca ver y se termina transformando en la cotidianeidad de uno”, cierra Nicolás.
Natalia, en su breve experiencia hasta acá, destaca que “hoy hay gente que se está moviendo para saldar” las deudas con los estudiantes.
Santiago lo vivió con una mirada más amplia. “Creo que es una buena experiencia pelear por una organización y una política más de, por y para los estudiantes y ligándonos al mundo en el que somos parte y a las peleas que tenemos que dar con nuestra clase».
Y concluye: «Quedan muchos desafíos. Estamos en una situación súper complicada en el país. Se acrecienta el desafío por conquistar estos espacios, recuperarlos y que sean realmente espacios de participación y que se pongan a disposición de dar toda esa lucha”.
Más allá de las diferentes visiones, hay cuestiones en común entre los tres: buscan mejorar el espacio de formación y expresión de los estudiantes y se conectan con las realidades. En un determinado momento, tanto Nicolás como Natalia y Santiago optaron por asumir un compromiso: pensar entre pares. Esto también es para ellos formarse como personas.
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