Cómo impacta en la salud dormir mal
Según un estudio internacional, puede favorecer la emergencia de ateroesclerosis. Se trata de una enfermedad cardiovascular que “endurece” las arterias hasta bloquear el paso de la sangre.
Científicas estadounidenses realizaron un estudio que vincula la irregularidad del sueño, en particular su duración, con aterosclerosis, una enfermedad cardiovascular que “endurece” las arterias por acumulación de grasa, calcio o colesterol. Aunque ya varias investigaciones revelaron el vínculo entre el descanso y las enfermedades cardiovasculares, el trabajo publicado en la revista de la Asociación Americana del Corazón (JAHA, por sus siglas en inglés) da cuenta que, tanto la cantidad como la calidad del descanso, influyen en el desarrollo de la enfermedad. De esta manera, se suma una nueva evidencia al respecto: una buena alimentación y actividad física no son suficientes para evitar enfermedades cardiovasculares, también es importante dormir bien y de forma regular.
“Históricamente solemos pensar en el sueño como algo pasivo, como un momento del día inactivo en el que nuestra mente y nuestro cuerpo se apagan. Actualmente sabemos que es un periodo de mucha actividad, donde ocurren procesos de reparación, y que nuestra salud, tanto física como mental, depende en gran medida de un descanso reparador”, destaca Santiago Plano, investigador del Laboratorio de Cronobiología de la Universidad Nacional de Quilmes, en diálogo con la Agencia de Noticias Científicas de la Universidad de Quilmes.
“Nuestra salud, tanto física como mental, depende en gran medida de un descanso reparador”
En este sentido, el estudio demostró que quienes dormían distinta cantidad de horas durante la semana y no tenían un sueño regular afrontaban más chances de aterosclerosis. Esta enfermedad se presenta cuando se acumula grasa, colesterol, calcio u otras sustancias en las paredes de las arterias y se forman placas. Con el tiempo, pueden obstruir el paso de la sangre hasta provocar un ataque cardíaco o un accidente cerebrovascular.
Aunque suele asociarse a personas adultas, la enfermedad puede tener sus inicios en la niñez. Además del mal descanso, el colesterol, la presión arterial alta, el tabaquismo y la obesidad son otras de las causas que desencadenan la aterosclerosis.
Algo más que descansar
Si bien parece obvio, todavía queda mucho por estudiar en torno a la importancia de dormir. “Aunque los científicos aun tratamos de entender por qué dormimos. Algunos estudios han demostrado que el sueño es esencial para nuestra supervivencia”, cuenta el investigador.
Una de las funciones esenciales del sueño es la de mantener al sistema nervioso funcionando adecuadamente. La falta crónica de sueño puede ocasionar perdida de reflejos, disminución en la percepción de los sentidos, perdida de equilibrio hormonal, cambios repentinos de humor, alucinaciones, paranoia y, en casos extremos, la muerte.
“Durante el día nuestro cerebro se va inundando de material de desecho de las células de nuestro sistema nervioso; una de las funciones claves que ocurren durante el sueño es la limpieza de dichas sustancias. Por otro lado, los expertos creen que dormir le da la chance a algunas de nuestras neuronas de apagarse por un instante y realizar tareas de mantenimiento y reparación que resultan fundamentales”, explica Plano.
También ayuda a crecer
Durante el descanso profundo se libera la hormona de crecimiento, las células del cuerpo refuerzan su metabolismo y en el cerebro se incrementa la formación de conexiones neuronales. De la misma manera, también carga de energía al cuerpo para regular la temperatura, fortalecer el sistema inmune, el control hormonal y el apetito.
Además, dormir funciona como una especie de “tarjeta de memoria”. Mientras se descansa, se procesa y se almacena la información que se acumula durante el día, a través de un proceso llamado consolidación.
Los cuerpos necesitan largos periodos de sueño para renovarse y rejuvenecer, restaurar el balance hormonal, fabricar más músculo y aprender. Un descanso de mala calidad no solo provoca más cansancio, sino que sus consecuencias son múltiples. Entre otros, provoca trastornos metabólicos que van desde una alimentación híper calórica hasta sobrepeso y obesidad; trastornos del sistema inmune que generan más vulnerabilidad en enfermedades relacionadas al cáncer; y el deterioro del sistema cardiovascular que puede derivar en infartos.
De Nicolás Retamar para Agencia de Noticias Científicas de la UNQ
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