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El negocio del Litio en Argentina

Empresarios ligados al menemismo, multinacionales y hasta un gobierno provincial buscan invertir en lo que muchos llaman el negocio del mañana. Los riesgos ambientales y el futuro de la industria

Todo lleva litio. La compu desde la que estás leyendo la nota. El celular desde el que le diste like a la publicación de El Numeral. Hasta el auto eléctrico que mostraron en la tele. Las baterías de iones de Litio (Lit-ion) son fundamentales para mover al mundo hacia el futuro. ¿Pero a qué costo? ¿Y quiénes lo manejan?

Hace pocas semanas, José Luis Manzano, exministro del Interior de Menem y empresario polirrubro, se convirtió en el principal poseedor de extensiones de explotación del mineral en el país. Se tratan de 243.000 hectáreas en las provincias de Catamarca y Jujuy. 

Para darse una idea de lo que significa esa cantidad de tierras, los municipios del Conurbano tienen en total una superficie de 297.000 hectáreas. También se puede comparar con el principal productor de soja del país, Adecoagro, que explota unas 210.000 hectáreas

Manzano busca con la compra extender sus dominios en todas las instancias del negocio de la energía: tiene acciones en Edenor, Metrogas, la petrolera Andes Energía y la eléctrica Andina PLC. Con su participación en el litio se asegura diversificar sus negocios para sostener sus inversiones. 

Entre los socios de Manzano está la empresa JEMSE, propiedad del Gobierno de Jujuy. La importancia de la industria para esta provincia es tal que el radical Gerardo Morales también es presidente de la Mesa del Litio, un grupo de trabajo conformado por esa provincia junto a Catamarca, Salta, la empresa estatal YPF Litio y la Secretaría de Energía de la Nación. En estos encuentros buscan potenciar la industria con el apoyo de los diferentes niveles del Estado. 

Fuente: Informe “Litio y transparencia en Argentina”, una investigación de periodistas de la red Ruido y Fundeps.

Un negocio con pocas manos locales

Argentina, Chile y Bolivia concentran el 65% del litio en el mundo, siendo los mayores productores del mineral a nivel global. Pero en su mayor parte, quienes explotan las minas son empresas extranjeras. En nuestro país hay capitales de Canadá, Australia, China, EEUU, Francia, Reino Unido, Corea del Sur y Japón, entre otros países. Entre los nombres hay fabricantes de baterías pero también fondos de inversión. La más conocida es BlackRock, dueña de bonos de la deuda argentina, entre otros capitales. 

Fuente: Informe “Litio y transparencia en Argentina”, una investigación de periodistas de la red Ruido y Fundeps.

Como con la mayor parte de las materias primas, Argentina sigue siendo un país productor que no agrega valor a lo que extrae. En el caso del Litio, el país podría fabricar baterías en lugar de exportar el mineral sin procesar. De acuerdo a datos oficiales, a las provincias productoras sólo le queda en promedio un 3,5% de lo extraído en concepto de regalías

Un informe hecho por Ruido, una red de ONG’s y comunicadores de todo el país, y la Fundación para el Desarrollo de Políticas Sustentables, marca que el negocio del Litio y sus principales ingresos son fugados al exterior. A diferencia de la soja o el maíz, casi no hay retenciones para su exportación.

La cuestión ambiental

Los habitantes de la cuenca hídrica Salinas Grandes – Guayatayoc reclaman por el uso del agua.

Para la extracción es necesario utilizar agua. Mucha agua. El proceso consiste en bombear de los salares grandes cantidades de ese líquido que contienen el mineral, que luego se colocan en piletas para que se evaporen y se conviertan en una salmuera concentrada. El paso final es utilizar agua dulce para depurar y obtener el valioso carbonato de Litio que se usa en las baterías.

Todo ese proceso implica el uso de grandes cantidades de agua y de productos que afectan el ambiente. Para generar una tonelada de litio se evaporan 2 millones de litros de agua. También se mezclan acuíferos salados con dulces, generando problemas para las poblaciones que lo usan para consumo personal o para riego.

En las comunidades aún hay esperanza de que la industria pueda ser más sostenible. La Corte Suprema de Justicia resolvió a fines de marzo que las provincias litíferas y el Estado Nacional deben rendir cuentas de las cuestiones ambientales. Todo surge por un amparo presentado por la Fundación Ambiente y Recursos Naturales, frente a la posible afectación del ecosistema.

El Salar de Olaroz (Jujuy) es uno de los dos proyectos que ya están extrayendo Litio en el país.

El futuro del sector

Quienes conocen el negocio aseguran que la extracción del Litio tendrá una fuerte demanda hasta mediados del siglo. Luego, la industria buscará comenzar a reciclar para abaratar sus costos en transporte y producción. La empresa australiana Allkem tiene explotación en el Salar de Olaroz, en Jujuy. En 2020 presentó un informe asegurando que la vida útil de su planta instalada en 2015 sería de apenas 40 años

La pregunta que circula en las provincias productoras es si valen la pena tantos trastornos ambientales por una industria que tiene pocas décadas por delante. La duda queda en el aire, mientras las multinacionales siguen llevándose lo que le pertenece al país. 

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