El papa Francisco pidió «rezar por las víctimas de todas las guerras»
Lo hizo al término del rezo del Ángelus, ante los fieles congregados en la plaza de San Pedro. También recordó a los fallecidos en el accidente aéreo de Brasil.
En el marco de un nuevo aniversario del bombardeo atómico de Hiroshima y Nagasaki, el papa Francisco pidió rezar «por las víctimas de todas las guerras». Además, recordó a los 62 fallecidos del accidente aéreo de Brasil.
En profundidad. El Sumo Pontífice visitó ambas ciudades japonesas en 2019, que el 6 y 9 de agosto de 1945 fueron atacadas.
Al término del rezo del Ángelus, ante los fieles congregados en la plaza de San Pedro, recordó a los cerca de 220.000 fallecidos en aquella ocasión. También recordó a las víctimas de la actual «tercera guerra mundial».
«Mientras seguimos encomendando al Señor las víctimas de aquellos acontecimientos y de todas las guerras, renovamos nuestra intensa oración por la paz, especialmente por los mártires de Ucrania, Oriente Medio, Palestina, Israel, en Sudán y en Myanmar», afirmó el Papa.
Además, alertó sobre «los esquemas rígidos» y de «los prejuicios» que bloquean la fe. «Están bloqueados en su fe por el preconcepto sobre sus orígenes humildes y también bloqueados por la presunción de que no tienen nada que aprender de él. Los preconceptos y la presunción, hacen tanto mal. Impiden un diálogo sincero, un acercamiento entre hermanos», remarcó.
«Tienen sus esquemas rígidos y no hay lugar en sus corazones para lo que no encaja en ellos», añadió. Sobre este punto, explicó que no tienen lugar «para lo que no pueden catalogar y archivar en las estanterías polvorientas de sus certezas».
Destacó que estas personas «cumplen la ley, dan limosnas, respetan los ayunos y los tiempos de la oración».
«Puede suceder que en lugar de escuchar realmente lo que el Señor tiene que decirnos, busquemos en él y en los demás solo una confirmación de lo que pensamos nosotros, de nuestras convenciones, de nuestros juicios, que son prejuicios», indicó. Antes de cerrar, afirmó que «la fe y la oración verdaderas abren la mente y el corazón, no los cierran».
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