Comienza el juicio por la masacre en una comisaría bonaerense
Desde hoy, un comisario y otros cinco policías bonaerenses comenzarán a ser juzgados en Pergamino por la muerte de siete presos durante un incendio ocurrido en 2017 en una comisaría de esa ciudad bonaerense.
El debate tendrá lugar en la sala de la Cámara de Apelaciones y Garantías de Pergamino, situada en la calle Pinto 1251, y estará a cargo del Tribunal Oral en lo Criminal (TOC) 1 de esa ciudad, conformado por los jueces Miguel Gáspari, Guillermo Burrone y Danilo Cuestas.
La acusación estará a cargo del fiscal Néstor Mastorchio, mientras que el equipo de litigio estratégico de la Comisión Provincial por la Memoria (CPM) representará a cinco de las familias de las víctimas que se presentaron como querellantes.
El comisario Alberto Donza, quien estuvo prófugo durante 14 meses, llega al inicio del juicio detenido en el penal de Campana con prisión preventiva y se encuentra imputado del delito de “abandono de persona seguida de muerte por multiplicidad de víctimas”, que contempla penas que van de los 5 a los 15 años de cárcel.
Por el mismo delito serán juzgados el imaginaria de calabozo, sargento Brian Carrizo; el oficial subayudante de servicio Alexis Miguel Eva; el oficial de refuerzo de imaginaria Matías Exequiel Guiletti; Carolina Denise Guevara; y Sergio Ramón Rodas.
A excepción de Donza y de Eva -detenidos con prisión preventiva en la misma unidad penal-, el resto de los acusados actualmente gozan del beneficio del arresto domiciliario.
El juicio se extenderá durante 18 jornadas, que se llevarán a cabo los días lunes, martes y miércoles de cada semana, y en las que habrá cerca de 100 testigos, entre los que se encuentran doce sobrevivientes que estaban en las celdas contiguas a la 1; familiares de las víctimas; y los bomberos que participaron del operativo.
Fuego y candados
Los hechos a investigarse se desarrollaron el 2 de marzo de 2017 en la seccional ubicada en la calle Dorrego 654, de la localidad situada al norte de la provincia de Buenos Aires, y en ese momento había 19 presos alojados en el sector de los calabozos.
De acuerdo al requerimiento de elevación a juicio de la fiscalía está probado que hubo una discusión entre dos internos que “duró poco tiempo y una vez finalizada por ellos mismos se dieron la mano y se abrazaron”.
Luego del incidente, Carrizo, Rodas, Eva y Guiletti entraron a los calabozos y encerraron a los presos en las celdas 1, 2, 3 y 6; para luego colocar candados en las celdas y en todas las puertas de rejas, dejando los sectores de calabozos internos y externos completamente cerrados.
A partir de esta decisión, los detenidos comenzaron a gritar que los sacaran y que no los encerraran “porque no era la hora” y, al no obtener respuesta, empezaron a tirar pedazos de colchones encendidos a los pasillos.
El sargento Carrizo fue retirado del lugar por los otros imputados cuando comenzó a crecer el incendio, y abandonaron a los internos, quienes trataban de avisar a sus familiares a través de teléfonos celulares que tenían escondidos.
Según el Ministerio Público Fiscal, los policías no dieron el auxilio inmediato que la situación ameritaba desde el primer foco ígneo y después impidieron el ingreso a tiempo de los bomberos “para la salvaguarda de las víctimas”.
Los primeros dos bomberos que entraron a la comisaría se encontraron con una puerta de rejas que divide el sector de imaginaria con los calabozos cerrada con un candado y, como ninguno de los policías la abría, uno de ellos comenzó a gritar: “Ábranme, ábranme o rompo el candado.”
“Aguantá, aguantá que ya traen la llave”, fue la respuesta de uno de los efectivos, por lo que esa búsqueda demoró 20 minutos más la acción de los bomberos.
Una vez que pudieron ingresar al sector y controlar el incendio, los bomberos hallaron muertos a siete de los presos, identificados por la Policía como Sergio Filiberto (27), Federico Perrota (22), Alan Córdoba (18), Franco Pizarro (27), John Mario Chillito Claros (25) –de nacionalidad colombiana–, Juan José Cabrera (23) y Fernando Emanuel Latorre (24).
De acuerdo con los médicos forenses que practicaron las autopsias, estos siete internos murieron por inhalación de monóxido de carbono y sofocación a raíz de la presencia del fuego.
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