Tras la postergación de febrero, la justicia volvió a posponer el inicio del juicio por gatillo fácil al oficial ex policía Metropolitana Ricardo Ayala por disparar a quemarropa contra Lucas Cabello, en La Boca. Ayala sigue libre y en funciones en la Policía de La Ciudad mientras que Lucas permanece postrado en una silla de ruedas.
El proceso se debe llevar a cabo en el Tribunal Oral en lo Criminal N° 1, luego de la lucha de Lucas y su familia junto a organismos de derechos humanos que logramos la elevación a juicio oral en la Cámara de apelaciones, donde se revirtió la caratula benevolente para Ayala de “exceso de legítima defensa”.
Sin embargo, la “justicia” es impiadosa con los tiempos de las víctimas, el sufrimiento de las familias y los dolores que suceden a la espera de una reparación: «La Justicia no tiene en cuenta a las víctimas, ni la angustia, la expectativa que genera un juicio para lograr reparación», comentó la madre de Lucas en dialogo con el Colectivo de Medios Populares.
En noviembre de 2015, Ricardo Ayala disparó tres veces contra Lucas, quien estaba en la puerta de su casa, junto a su hija y su pareja, pese a que los medios mas grandes informaron que el oficial actuó ante la presencia de un supuesto delito.
Maria Eugenia Vidal en su momento justificó el caso de gatillo fácil al sostener sin ninguna prueba que el hecho ocurrió “a partir de una alerta de botón antipánico por supuesta violencia de género”, situación fue desmentida por la compañera de Lucas y por el Colectivo Ni Una menos.
El caso de Lucas es una muestra mas de la incapacidad del Estado para crear fuerzas policiales responsables, respetuosas de los derechos humanos y de la dignidad de las personas. Es el único estamento estatal que no ha sido debidamente saneado luego de la última Dictadura Cívico-Militar.
Lucas es un sobreviviente, la puede contar, y su cuerpo es la prueba fundamental de todo el odio que alberga en el propio seno de las fuerzas. Tristemente, hay mas de 6564 pibes y pibas que fueron asesinados por las fuerzas represivas desde 1983 que ni siquiera pudieron darle un ultimo abrazo a su familia.