Foto: Laura Dalto
Finalmente, no pudo comenzar el Juicio al subcomisario que asesinó a Iago Avalos, y todo se pospuso para el próximo 22 de mayo, fecha en la que se va a seleccionar a seis ciudadanos y ciudadanas que será suplentes en le jurado popular que resolverá la culpabilidad del efectivo.
Originalmente, el proceso contra el subcomisario de la Federal José Ernesto Pérez Buscarolo debió comenzar el 2 de mayo, pero ya acumula dos postergaciones por la imposibilidad de reunir una determinada cantidad de ciudadanos y ciudadanas que garanticen imparcialidad en el veredicto. En las malogradas audiencias se produjeron irregularidades que no pueden pasarse por alto.
Pese a estar con prisión domiciliaria -es decir, preso- Buscarolo tuvo total libertad de acción dentro del juzgado, no llevaba esposas ni custodia, conversó con un periodista del medio Primera Plana e incluso se acercó a la madre de Iago y le dijo “discúlpame”, de forma poco genuina y sincera.
Es sabido lo difícil que es llevar a un efectivo ante la justicia por gatillo fácil, en un contexto donde esta práctica tiene su propia Doctrina de hecho impulsada desde el propio Poder Ejecutivo, por eso es parte de la argucia de la defensa imponer un jurado popular en estos casos, para poder imponer el sentido común dominante punitivista contra los pibes.
La querella (impulsada por CORREPI) objeto a una irregular cantidad de las personas que se presentaron para ser jurados, por mantener un vínculo familiar, de simpatía o afinidad con el accionar policial o con efectivos. Por caso, una postulante intentó engañar a las partes ocultando que es esposa de un guardiacarcel. Da toda la sensación de que la defensa de Buscarolo intento viciar la composición del jurado.
Como funciona el jurado popular
El jurado popular se compone por doce miembros titulares y al menos cuatro suplentes, quienes deben estar exentos de cualquier compromiso que les impida concurrir al juzgado en días corridos. La composición debe respetar los principios de la paridad de género, y no tener ningún tipo de vinculación familiar, de afinidad o ideológica con ninguna de las partes.
La única herramienta que tienen para el discernimiento es su propio sentido común, ya que el Estado no brinda una capacitación sobre la Constitución Nacional o las leyes para garantizar que el jurado tenga el conocimiento básico de las normativas legales.
Frente a este panorama, tiende a imponerse la postura dominante, la que machaca las cabezas desde las empresas que tienen medios de comunicación con posturas represivas y antihumanas, donde se privilegia la propiedad privada sobre la vida y donde se baja el mensaje de que “a los chorros hay que matarlos a todos”.
Según el mecanismo de resolución, al policía le alcanza con convencer a cuatro de los jurados de su presunta inocencia para quedar libre, pero se precisa de la totalidad de los votos para que exista la posibilidad de que sea condenado a cadena perpetua.