Es un fallo inédito en la fuerza. Por primera vez se condena con perspectiva de género a un militar. Se lo sentenció a un año de prisión en suspenso y se lo inhabilitó por seis meses para ocupar cargos militares. A ello se suma la realización de un curso de capacitación en temáticas de género. La condena fue resuelta por el juez Walter Bento del Juzgado Federal N° 1 de Mendoza.
Proceso penal
Nunca antes se había condenado una conducta de este tipo dentro de una fuerza armada. El proceso se inició con la denuncia de la víctima, quien participó de una indagatoria que llevó a juicio al militar imputado. Para evitar la revictimización y culpabilización, el testimonio fue tratado con «especial cuidado».
Este fallo es el primero desde que se la incorporó el artículo 249 bis (2008) tras derogarse el Código de Justicia Militar. El mismo sostiene: «el militar que en sus funciones y prevalido de su autoridad, arbitrariamente perjudicare o maltratare de cualquier forma a un inferior, será penado con prisión de seis meses a dos años, si no resultare un delito más severamente penado».
La modificación tiene en cuenta la ley 26485 de Protección Integral para prevenir, sancionar y erradicar la violencia contra las mujeres y la Convención de Belem do Pará.