En un contexto de avanzada política con impronta feministas, hay territorios que se disputan innegablemente. A la sombra de los sindicatos y gremios dirigidos por hombres y trabajadores (hombres), las mujeres deben alzar más fuerte la voz y tener argumentos más sólidos.
Ya no hay territorios exclusivos. El pasado octubre, Erica Borda demandó a tres empresas de colectivos por discriminación en el acceso al empleo. El motivo al que apeló fue «desigualdad ilegítima». Tras el fallo, se dispuso que las empresas debían contratar hasta un 30% de mujeres.
Recientemente, cuatro mujeres de Rosario presentaron un amparo contra la empresa de colectivos «Movi» que las discriminó al momento de pasarlas a planta permanente. Además, exigen que se cumpla la ordenanza municipal que ordena el ingreso de mujeres al transporte urbano.
Frente a esta situación, el secretario general de la Unión Tranviarios Automotor (UTA) de Rosario manifestó: «El cuerpo de la mujer no está preparado para manejar un colectivo». Luego justificó sus dichos: «El físico de la mujer es más débil que el del hombre, es un trabajo duro el del colectivo. Me pueden decir que hay muchas mujeres manejando taxis y autos, pero no es lo mismo que un colectivo que tiene chasis y carrocería de camión.»
Cornejo concluyó aclarando cuál era el gran problema de contratar mujeres: «el tema del ausentismo, que es mayor en las mujeres, por cuestiones de la maternidad y porque el organismo no está preparado para eso».
El repudio ante los dichos misóginos del representante gremial fue general.