La ministra de Seguridad de la Nación, Patricia Bullrich, confirmó que, a partir del mes de septiembre, las pistolas Taser serán utilizadas por los efectivos de las Policías Federal y Aeroportuaria en terminales ferroviarias y aéreas.
La ministra favorita de Macri confirmó esta información en el Salón Blanco de la Casa Rosada, donde brindó declaraciones a la prensa luego de participar de un acto que encabezó el presidente en homenaje a los caídos de las fuerzas de seguridad en cumplimiento del deber.
“En septiembre vamos a tener en uso” las armas, dijo la ministra. Anticipó que ya se está implementando el curso para la utilización de estas armas electrónicas potencialmente letales. Precisó que ya fueron adquiridas 100 armas, a un valor de 862 dólares cada una.
La implementación de pistolas Taser había sido reglamentada en el pasado mes de mayo. La medida fue dispuesta través de la resolución 395/2019, publicada en el Boletín Oficial y firmada por la ministra Bullrich.
De acuerdo a la ministra, las Taser se usarán en aquellos casos donde “la policía debe usar la fuerza física y no lo puede hacer por los niveles de violencia”. También consideró que “son adecuadas” para lugares como hospitales, donde “no se puede usar armas de fuego”.
Bullrich, en tanto, no descartó que de las 100 armas se pueda dejar “una pequeña reserva” para que las utilicen en Gendarmería y Prefectura en algún allanamiento, tras explicar que a veces necesitan reducir a “un animal violento”, que por falta de un arma como la Taser a veces los efectivos terminan “procesados” por dar muerte a un perro.
Las Taser y su letalidad comprobada
Consultada sobre las críticas formuladas por los organismos de derechos humanos por la implementación de las Taser, la ministra enfatizó que “estas armas no son para movilizaciones, sino de uso de los efectivos para reducción individual en situación de amenaza o conflicto”.
En los fundamentos de la decision, el Ejecutivo se apoyó en los resultados logrados en los estudios médicos y técnicos efectuados en universidades como las de California (UCSD) y Winston-Salem de los USA, y por el Instituto de Medicina Legal de Málaga, España, donde se concluye que “la utilización de las armas electrónicas no tiene efectos mortales sobre las personas”.
Sin embargo, se sabe por datos recogidos por Amnistía Internacional que las Taser mataron a 334 personas entre 2001 y 2008, y hoy se estima que la cifra se eleva por arriba de las 500 víctimas fatales solamente en Estados Unidos. El 89% de esas víctimas estaba desarmada, y uno o dos disparos fueron suficientes para provocar la muerte del 58% del total contabilizado.
La Agencia Reuters logró documentar al menos 150 muertes cuya autopsia señala que el uso de una taser fue el factor desencadenante del deceso, y denuncia que “muchos de los que mueren están entre los vulnerables de la sociedad, desarmados, en apuros psicológicos y buscando ayuda”.
Así mismo, el Centro de Estudios Legales y Sociales remarca que “las taser solo reducen la letalidad policial si se las usa en los mismos casos en los que se utilizaría un arma letal, no si su supuesta ‘no letalidad’ habilita que se amplíen las situaciones en las que los policías podrían disparar”.