Hace diez año Mariano Ferreyra fue asesinado por una patota que respondía a José Pedraza, en ese entonces secretario general de la Unión Ferroviaria. Ocurrió en el marco de una protesta de tercerizados de la línea Roca donde, además, reclamaban la incorporación a planta permanente.
Pedraza, también titular de la Unión Cooperativa Mercosur, administraba la contratación de trabajadores tercerizados con aval de la Unidad de Gestión Operativa Ferroviaria de Emergencia (Ugofe).
Asimismo, los sueldos y cargas sociales de los trabajadores contratados se pagaban con dinero aportado por la Secretaria de Transporte. Sin embargo, la cooperativa de Pedraza, se tomaba ciertas licencias, como cobrar un canon fijo por cada empleado que declaraba. De hecho, entre junio y diciembre de 2010, la cooperativa recibió alrededor de 10 millones de pesos utilizando este mecanismo, información que se conoció durante la investigación del asesinato de Ferreyra.
Para el gremio, era más redituable mantener a los empleados de forma tercerizada, que ingresarlos a planta permanente. De hecho, era una patrón continúo utilizado con gran parte del personal.
Por esta situación, empleados despedidos y tercerizados se organizaron y llevaron adelante un reclamo. En el mismo, además, participaron organizaciones sociales y políticas.
20 de octubre de 2010
Los manifestantes salieron de un local del Partido Obrero en Avellaneda. La intención era cortar las vías a metros de la estación. Les advirtieron sobre la presencia de un grupo de la Unión Ferroviaria por lo que decidieron cruzar el Riachuelo y trasladarse para hacer el corte en Barracas.
El corte de vías no pudo ser. Al cruzar el puente Bosch, un grupo de la Unión Ferroviaria los atacó a piedrazos. Los manifestantes debieron replegarse y trasladarse a 200 metros del lugar donde fueron atacados. En una asamblea improvisada, analizaron movilizar a Constitución. Pero no estaban solos, efectivos de la Comisaria 30 de la Policía Federal los observaban a bordo de dos móviles policiales.
Finalmente, decidieron convocar una reunión para el día siguiente. Cuando planeaban su retiro, un grupo encabezado por Cristián Favale -barra brava de Defensa y Justicia- los intercepta. Primero, agrediendo a una señal televisiva que se encontraba en el lugar, después a los tiros contra las columnas de manifestantes. La policía que previamente observaba a los manifestantes, también observó el ataque sin actuar.
A Mariano lo hieren de muerte y fallece mientras era trasladado al Hospital Cosme Argerich. Otros tres militantes también fueron alcanzados por las balas de Favale y Gabriel Sánchez.
La responsabilidad de Pedraza
Pedraza no estuvo en el lugar de los hechos, pero las investigaciones lo ubican como el reclutador de la patota que llevó adelante la agresión. Entre los expedientes, se establece que, además, garantizó la defensa de Favale.
Finalmente, en febrero de 2011 quedó detenido. En agosto de 2012, se inició en el Tribunal Oral 21 de la Ciudad de Buenos Aires el juicio oral y público.
En abril de 2013, Pedraza junto a Fernández -su segundo en el gremio- fueron condenados a 15 años de prisión. Los encontraron culpables de instigar el asesinato. Favale y Sanchéz, quienes empuñaron las armas, recibieron 18 años de prisión.
Además, durante el proceso se comprobó que la policía fue cómplice del hecho. Los comisarios Luis Mansilla y Jorge Ferreyra de la Policía Federal recibieron una pena de 10 años cada uno.
Con un cinismo repudiable, Pedraza se acercó a la madre de Mariano Ferreyra y le aseguró que la muerte de su hijo no fue responsabilidad suya.
«Señora, jamás promoví ni tuve nada que ver con la muerte de su hijo», Pedraza a Beatriz Rial, madre de Mariano Ferreyra.
Sus 70 años lo salvaron de morir en una cárcel común. En 2016, tras quedar firme su sentencia, se le dio el beneficio de la prisión domiciliaria.
Murió a los 75 años en la clínica Agote de la Ciudad de Buenos Aires.
Fuente: Telam - Prensa Obrera - La Nueva
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