A comienzos de los años 80′ Charly García venía desarrollando su etapa solista. Y estaba en búsqueda de nuevos rumbos.
Esa búsqueda llevó a un Charly de apenas 31 años aunque ya con una carrera consagrada a instalarse en Nueva York.
El nacimiento del disco
Su idea inicial no fue componer ni grabar un disco nuevo. Pero el ambiente de la ciudad lo convenció de prolongar su estadía y dedicó gran parte del tiempo a ver bandas de la escena neoyorkina.
Así le surgió la idea de comprar los «juguetes musicales» más innovadores de la época para empezar a componer. Y llegaron entonces a sus manos sintetizadores, grabadores, samplers y una caja de ritmo.
Llegó entonces el turno de conformar la banda que lo iba a acompañar. Mientras Charly grababa sus demos en el loft que había alquilado decidió llamar a Pedro Aznar, su amigo y ex compañero de Serú Girán. Pedro estaba viviendo en Nueva York mientras estudiaba en la Berklee College of Music. Ya eran dos en la banda.
Durante la primera sesión de grabación en los famosos Electric Lady Studios el baterista no se adaptaba a lo que Charly quería. Así que Charly tuvo que pensar como solucionar la dificultad. Fue así que se volcó hacia la batería electrónica.
Pero nacía otro problema: tenían que reconstruir las canciones pensadas para una batería convencional. Para esos casos Charly contrató al baterista Casey Scheverrell y le indicó exactamente lo que tenía que tocar. A pesar de que Casey planteó nuevas ideas, Charly le ordenó estrictamente lo que el le había enseñado.
Y con el bajo pasó algo parecido. Charly compuso las partes para el instrumento y Pedro se limitó a ejecutarlas. En la guitarra colaboró Larry Carlton, quien había trabajado con grandes músicos como John Lennon o Michael Jackson.
Las canciones
El disco arranca con el hit «Nos siguen pegando abajo» que según Charly originalmente iba a llamarse «Pecado mortal». Pero la Sadaic (Sociedad Argentina de Autores y Compositores de Música) la rebautizó. Esta canción relata situaciones de represión y secuestros que se vivían durante esos años en que la dictadura gobernaba Argentina.
Luego llega «No soy un extraño». En esta canción Charly habla de la realidad casi como un cronista. Analiza como todo cambia y como enfrentar ese cambio.
El tercer tema es «Dos cero uno (Transas)». Esta canción es una respuesta de Charly a una crítica que le hicieron por aceptar el patrocinio de la firma de jeans Fiorucci para el histórico concierto en Ferro en 1982. Muchos lo acusaron de «haberse vendido» a una marca y de abandonar las canciones de protesta.
Entonces Charly respondió con un tema que planteaba una sátira de lo que todo mundo comentaba por ese entonces: Que se había vendido a Fiorucci y que había tranzado su naturaleza de artista. Charly les cantó entonces: «Sí…me vendí. Es eso lo que quieren oir?».
Llega el turno de «Nuevos Trapos». Acá Charly canta deseando poder amar y ofrece cualquier cosa para lograrlo. Pero el entiende que no es mejor que nadie, ni que nadie es mejor que él, porque todos somos iguales y todos somos parte de la misma estructura.
«Bancate ese defecto» es lo que sigue en la lista. Charly da un mensaje crudo. Aunque pretendamos mejorar nuestros defectos, seguiremos siendo raros. Es una autocrítica a la sociedad latinoamericana en su conjunto. Él expone que por más que cambiemos siempre tendremos la marca de la colonización y en el caso de Argentina, la de haber pasado por una terrible dictadura que algunos intentaban negar.
«No Me Dejan Salir» continúa con el mensaje. Charly canta la necesidad de abandonar un encierro, sea real o simbólico, para poder expresarnos con libertad.
Llega el turno de «Los dinosaurios». Este es uno de los temas más reconocidos de la carrera de Charly. Pero a pesar de lo que muchos creen Charly no la escribió pensando en los militares.
«Juro que cuando la escribí no pensé en los militares. La letra tenía más que ver con el sentimiento de ausencia que se produce en uno cuando pierde algo. Al menos, conscientemente no me di cuenta de lo que estaba diciendo».
Pero es casi imposible separar la canción de la temática del genocidio. Así, con el paso de los años la gente comenzó a interpretar que a pesar de todo, quienes al final van a desaparecer son los militares, personificados en los dinosaurios.
«Plateado Sobre Plateado (Huellas En El Mar)» alude al exilio y a la tristeza que este provoca. Canta hablando de los que se van, aquellos que no aguantaron más la situación de persecución.
Llega el final del álbum y suena «Ojos De Video Tape». La canción describe una despedida y relata la historia de alguien que se ha librado de algunas ataduras y decide seguir con su vida.
«Clics modernos» sale a la luz
En diciembre de 1983, apenas 2 meses después de las elecciones que proclamaron la vuelta a la democracia y el final de la dictadura, Charly presentó el disco en el estadio Luna Park de Buenos Aires con cuatro shows con entradas agotadas.
Junto con su banda que incluía a unos jóvenes Fito Páez y Fabiana Cantilo no sólo tocó las canciones de Clics Modernos sino que repasó éxitos de Sui Generis y de su anterior disco en solitario, Yendo de la cama al living.
El arte de tapa
Fue durante una de las caminatas por Nueva York que Charly encontró el nombre para el disco.
Así, aunque en un inicio el disco se iba a llamar «Nuevos Trapos» la inscripción «Modern Clix» sedujo a Charly que la convirtió en el nuevo nombre para el álbum.
Al lado de la inscripción había una silueta. Charly relató en varias oportunidades que «era una figura como la que pintaban acá de los desaparecidos, pero en negro». Entonces decidió que era una buena locación para un álbum que relataba la situación de un país que vivía bajo la opresión de una dictadura desde hace más de 5 años.
Así, fue el fotografo Uberto Sagramoso el encargado de inmortalizar la imagen que le dio forma a la tapa del disco.
Clics modernos es considerado uno de los mejores discos del rock nacional y sin dudas ocupa un lugar muy importante en nuestra historia musical.