Hace diez años, un veintiocho de enero del dosmildoce, un grupo de entre ocho y diez penitenciarios de la unidad 46 de San Martín torturaron y asesinaron a Patricio Barros Cisneros.
Cerca de las diez de la mañana, Patricio esperaba la visita de su mujer embarazada de 8 meses. Se había preparado para la visita que debía concretarse como es habitual para todos en el sum de la unidad penitenciaria.
Al salir del pabellón, después de requisarlo minuciosamente, desnudarlo y constatar que no tenia ningún elemento de peligro, le informaron que su visita se desarrollaría en le patio del pabellón, al rayo del sol.
Fue entonces cuando Patricio le solicitó a los penitenciarios contar con un lugar alternativo para el encuentro con su pareja, que comenzó la discusión.
Los agentes lo esposaron y lo llevaron hasta la oficina de control. En el trascurso del pasillo fue insultado por los penitenciarios, pero a diferencia de otros presos Patricio les respondió.
Cisneros planteaba que su pareja había llegado de madrugada y que pasaron varias horas hasta que pueda ingresar producto de la lentitud y la desidia de quienes hacen la admisión.
Al llegar a la reja de la oficina de control, y luego de varios insultos, le empezaron a pegar piñas hasta tirarlo al suelo. Allí continuaron las patadas y golpes con suma crueldad.
Patricio estaba esposado frente a una enorme cantidad de compañeros de penal y familiares, entre ellos su pareja quien presenció como lo mataban lentamente.
Circularon que se había suicidado
Según la autopsia, se constato más de treinta golpes en la cabeza; el hundimiento del globo ocular izquierdo; lesiones en miembros inferiores y marcas en miembros superiores que fueron asociadas a una defensa frente al ataque.
Las autoridades del penal pretendieron instalar una versión muy poco creíble. Circularon que Patricio había amenazado a los oficiales y se había suicidado golpeándose contra las rejas.
El fin de la mentira: encubrir y garantizar la impunidad de los homicidas. Además obligaron a tres detenidos a firmar un parte penitenciario que los desligaba de su responsabilidad y hasta el medico de la unidad se limitó a señalar que la muerte de Patricio obedeció a un paro cardiorespiratorio.
La mentira duró poco por la cantidad de testigos presentes durante el cruel asesinato a manos de la institución. Más de 120 detenidos entrevistados por el Comité Provincial contra la Tortura y el Secretario de Ejecución Penal de San Martín contaron como fue el hecho con sinceridad.
Además los tres testigos de la versión falsa, le contaron al fiscal que habían sido forzados a firmar el parte oficial.
Detenidos y prófugos
El pedido de detención de los agentes Héctor Aníbal Mario, Rodrigo Emidio Chaparro, Gerardo Rodolfo Luna y César Raúl Benítez fue presentada recién cinco días después. Para ese momento, los involucrados se habían fugado.
- En el 2015, cinco agentes fueron condenados a prisión perpetua por las torturas y el asesinato de Patricio.
- Aún en el 2019, Gerardo Luna y Cesar Benítez seguían prófugos y formaban parte del “Listado Rojo” de personas buscadas por INTERPOL hasta que fueron detenidos en Estados Unidos y condenados.
- A fin del mismo año, condenaron a seis años de prisión a Daniel Lucas Fernández, Eduardo Orsuza y Favio Ferreyra, y a cinco años a Eduardo Orfanelli, Hernán Pablo Maciel y Mauricio Darío Pinedo por el delito de encubrimiento agravado, como coautores.
El caso de Patricio desnuda la impunidad con la que violan los derechos humanos de las personas detenidas.
Las torturas y muertes no son casos aislados, la violencia institucional es estructural y se extiende cada vez más. Además las condiciones de detención inhumanas, la sobrepoblación de los penales y el sistema de salud interno colapsado no ayuda para nada.
El desarrollo de la causa de Patricio sorprende, y no por la gravedad de la violencia por parte de los penitenciarios, sino por las condenas que se lograron.
Casos como este se ocultan y naturalizan todos los días. Es fundamental que se avance en una reforma dentro de la fuerza, basta de impunidad adentro de los penales y basta basta de gatillo fácil en las calles.
No queremos ningún Patricio más. Patricio Barros presente.