A un año del histórico #8A
Hace un año, en medio de una gesta histórica, 38 senadores y senadoras votaron en contra de la interrupción voluntaria del embarazo. El aborto, que contaba con media sanción de la Cámara de Diputados, continúa siendo una deuda democrática.
Una noche fría, difícil. Las caras en los alrededores del Congreso se veían habitadas por la fe, entre tanta desconfianza. Por algún instante, se vio luz al final del camino.
La madrugada nos empujaba al abismo, al abrazo colectivo de ser parte de una gesta única, histórica. Las llamas ardían y, en ronda, los cuerpos se calentaban, se hacían uno.
La votación en el Senado estaba casi cerrada, era muy poco probable lograr un hito que nos dé el derecho a elegir cuándo. Estaba en juego el derecho a decidir sobre nuestros cuerpos gestantes, sobre el goce de nuestros sexos, sobre desacatar la obligación de maternar frente a una situación que nos excede, pero nos hace parte.
Los votos no acompañaron una marea que pasó horas bajo el frío, la lluvia y el viento. En desamparo, cruzando los dedos y esperando voluntades políticas que nunca llegaron. La gesta, a pesar de ello, fue histórica. Se planteó en agenda la interrupción del embarazo. En horario central, se habló sobre educación sexual, sobre abusos intrafamiliares, sobre el deseo -o no- de maternar. Del otro lado de la calle, se expusieron argumentos que definieron por qué hoy no festejamos el aborto legal.
Las juventudes, las disidencias, los cuerpos que gestan y los que no. Los misóginos, los creyentes religiosos, los carentes de argumentos, todes saben que seguimos agitando los pañuelos por nuestros derechos. No nos escondimos en las penumbras, no hay olvido que quepa en nuestra alma. No hay justicia social sin feminismo y no hay feminismo sin voluntad social.
La injusticia tiene forma de pañuelo azul, de la obligación a parir y de inventar, ilegalmente, fallos que acompañen adopciones prenatales. La injusticia es violenta, es pedófila, es inadmisible.
Ocho veces aborto
En mayo se presentó por octava vez el proyecto de IVE (interrupción legal del embarazo). En un año difícil por el contexto electoral, se espera que en octubre se vuelva a debatir, a repensar y a trabajar. Los derechos no se pueden negociar.
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