Es Tuyo, del Barrio, de Todes

Llorar la fortaleza

El domingo fue la apertura de las sesiones legislativas y las mujeres fuimos protagonistas.

Llorar con una lágrima, con dos, con tres, con miles. Llorar desconsoladamente. Llorar la resistencia. Llorar la fortaleza. Llorar las ausencias. Llorar las presencias. Llorar el insomnio. Llorar las asambleas, los debates, la violencia, las tapas de los diarios con las críticas feroces. Llorar la cantidad de horas no pagas para luchar por lo que creemos. Llorar Solas. Acompañadas. En la plaza, con amigas, con compañeras de militancia, por mensajes de chat, por teléfono, en casa cuidando a nuestres hijes. Lo expresamos en las redes, en los estados de WhatsApp, gritamos, saltamos y volvimos a llorar. Esperamos ese momento por mucho tiempo. Un presidente que hablara de nosotras, de los derechos que venimos reclamando en la calle. De las invisibles que nos hicimos visibles por el cansancio, por el hartazgo, sin acuerdos, solo con la convicción de que no queremos ser más ciudadanas de segunda. Copamos las calles y resistimos los embistes. Convencidas que no vamos a parar y que pagaremos el precio que sea necesario. Ella que también militó y sabe lo que es poner el cuerpo aplaudió parada con su pañuelo en la mano izquierda. Guiadas por nuestras grandes referentes, con la fuerza de las nuevas, pero para nada improvisadas, y con la alegría intempestiva de las más jóvenes, no nos rendimos.

El domingo fue la apertura de las sesiones legislativas con el presidente de la Nación, Alberto Fernández, quien anunció que en diez días enviará al Congreso el proyecto de ley de Interrupción Legal del Embarazo junto al proyecto para crear el Plan de los 1000 días para garantizar la atención y el cuidado integral de la vida y la salud de las personas gestantes y de sus hijos e hijas en los primeros años de vida. Además, habló sobre un Plan de Violencia Nacional. Sobre la línea 144, la Educación Sexual Integral y la Ley Micaela.

La ministra Elizabeth Gómez Alcorta sostuvo: “Estamos construyendo un Estado presente, que se hace cargo de sus obligaciones y acompaña a todas las mujeres y personas gestantes en las decisiones sobre sus proyectos de vida. Estoy muy emocionada. Estamos haciendo historia.”

Y nosotras que seguiremos luchando para que todo esto se cumpla por un día sentimos alivio. Porque no queremos más muertas. Nos duelen. No nos pasan desapercibidas. Recordamos a cada una. Porque queremos que las que vienen puedan vivir en un mundo más justo, con los mismos sueldos, con las mismas oportunidades, con el mismo trato, sin cargar con las tareas de cuidado. Pero sobre todo que quizás en el futuro no muy lejano no vivan nada de las cosas que vivimos nosotras. Que elijan en libertad y sin violencia.

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