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A 15 años del fusilamiento de Carlos Fuentealba, juicio y castigo a los responsables

Al docente Carlos Fuentealba lo mató la policía mientras exigía un salario digno para todos los trabajadores de la educación. El responsable de tirar la granada está detenido, pero quienes dieron la orden siguen sin ningún tipo de condena.

Fuentealba nació un 14 de septiembre de 1966 en Junín de los Andes. Creció cientos de kilómetros de la ciudad de Neuquén, pero al crecer se mudó a la capital de la provincia para recibirse de técnico químico.

Después de varios trabajos, llegó a la Unión Obrera de la Construcción de la República Argentina, más conocida como UOCRA. Allí consiguió un trabajo administrativo, donde empezó a involucrarse en luchas por mejores condiciones laborales, y sobre todo un mejor salario.

Al tiempo, además, Carlos se recibió de docente y fue fundamental para conocer otros espacios que tenían una misma meta: mejor calidad de vida para los trabajadores.

En marzo del 2007, la Asociación de Trabajadores de la Educación de la provincia inició un reclamo por mejores salarios.

El 4 de abril decidieron mediante una asamblea que iban a cortar la ruta nacional 22 a la altura de Arroyito, para que su reclamo sea mas escuchado.

Si bien Fuentealba no estaba del todo de acuerdo, por el peligro que ello implicada, accedió a formar parte porque la mayoría quería hacerlo. Lo que no sabían los trabajadores, era que el gobernador había dado la orden de impedir que los manifestantes cortaran la ruta.

Es fundamental destacar que, durante los ’90, el menemismo llevó a los trabajadores a sufrir una enorme precarización laboral. El entonces gobernador de Neuquén y uno de los discípulos del mandatario, Jorge Sobisch, desmanteló la Educación y la Salud provincial.

Los docentes de la provincia de Neuquén se mantuvieron durante varios años reclamando recomposición salarial, pase a planta permanente de todos los contratados y el pase al básico de los aportes no remunerativos, entre otras reivindicaciones. Jamás obtuvieron ninguna respuesta.

El fusilamiento a Fuentealba

Una vez que los docentes y trabajadores de la educación llegaron al lugar, la policía comenzó a atacarlos con balas de goma, gases lacrimógenos, bombas de pintura y hasta un camión hidrante.

Muchos docentes se quedaron en las calles a pesar de los disturbios y otros acudieron a una estación de servicio cercana en busca de refugio.

Fue aquel escenario, donde se encontraron dirigentes sindicales y policías quienes para culminar la violencia, llegaron a un acuerdo inicial.

Tras el arreglo, la policía detuvo la represión y grupos de docentes pudieron retirarse de la zona, tanto caminando como en diferentes autos, escoltados por camionetas policiales.

Fuentealba estaba sentado en la parte trasera de un Fiat 147, abandonando la concentración cuando José Darío Poblete (integrante del Grupo Especial de Operaciones Policiales) tiró una granada de gas que traspasó el vidrio del auto e impactó en el docente, hundiéndole el cráneo.

Entre gritos, llantos y desesperación, rápidamente llamaron a una ambulancia para que traslade a Carlos al hospital más cercano.

Lo llevaron al hospital provincial y allí fue sometido a dos operaciones para intentar salvarlo, pero finalmente falleció al día siguiente. Carlos Fuentealba murió a los 40 años y dejando dos hijas de 10 y 14 años.

Qué pasó tras el asesinato

Gracias a la lucha docente y militante, el martes 8 de julio de 2008, la Cámara Criminal Primera de Neuquén condenó a prisión perpetua con la inhabilitación absoluta y perpetua al policía Darío Poblete. Esta sentencia se conoció como Causa Fuentealba I.

Sin embargo, la lucha no termina. Desde distintas organizaciones, sindicatos y organismos de derechos humanos se sigue exigiendo que se castigue a los responsables intelectuales y políticos de aquel represión brutal.

Posicionando en primer lugar, al ex gobernador de la provincia responsable de dar la orden, Jorge Sobisch.

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