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¿La Inteligencia Artificial está lista para reemplazar a las personas?

Los usuarios de redes sociales no pueden parar de hablar sobre la IA. Sus ilustraciones, sus poemas y respuestas cautivan a millones de personas que pueden pasar horas conversando con ChatCPT. Sin embargo, detrás del asombro existe una pregunta que se repite una y otra vez.

La aparición de ChatCPT revolucionó lo que el público se imaginaba sobre la IA, Inteligencia Artificial. Sus producciones pueden ser utilizadas desde la redacción de un currículum hasta la composición de poemas de cualquier estilo.

Sin embargo, detrás del asombro existe una pregunta que se repite una y otra vez. ¿La Inteligencia Artificial ya alcanzó el nivel de producción de información humano?.

La disciplina de la IA comenzó en 1840 siendo un nombre simpático que se le puso a toda tecnología que imita las funciones propias de la mente humana.

Ada Lovelace en 1840 compuso el primer algoritmo destinado a ser procesado por una máquina y fue la responsable de crear una serie de instrucciones en base a reglas lógicas que debieron ser lo suficientemente específicas para imitar una tarea que hasta entonces solo podían hacer los humanos. Estos algoritmos son los que definen y caracterizan cómo funciona cada sistema de Inteligencia Artificial. Gracias a estos parámetros, la empresa OpenAI pudo generar hoy una herramienta como lo es ChatGPT.

¿Qué hace tan especial a ChatGPT?

Además de su fase de pruebas abierta al público, su tecnología asombra con el poder de procesamiento de su lenguaje natural. Es decir, la manera en que las personas usan la lengua de manera cotidiana.

El modelo GPT-3 (por el cual la herramienta lleva el nombre) es un modelo particular que pone a los algoritmos del sistema a trabajar en varias etapas: primero, fueron preentrenados con una serie de datos para aprender la estructura y el contexto del lenguaje natural. Durante la siguiente etapa, OpenAI se encargó de ajustar el programa para que sus algoritmos sean utilizados para una tarea específica (traducción o respuesta a preguntas, por ejemplo) y luego que pueda generar una respuesta coherente en base a los que los usuarios le piden.

Cada vez que esta IA responde, los usuarios y desarrolladores pueden calificar el nivel de respuesta, lo que a su vez habilita a ChatGPT a recalibrarse para optimizar cómo su “aprendizaje automático” formula sus respuestas en las siguientes ocasiones.

El límite de ChatGPT

La lógica apunta a que si se ha logrado crear una herramienta que tiene “todo” el conocimiento de Internet y además puede explicarlo con lenguaje simple. Es decir que al fin se ha creado una entidad con la capacidad de reemplazar el trabajo de cualquier humano.

Sin embargo, Fredi Vivas, autor de “¿Cómo piensan las máquinas?” explicó que este no es el escenario y que ChatGPT aún tiene mucho que recorrer.

“Como su nombre lo indica, esta herramienta fue desarrollada para imitar la capacidad comunicativa de los humanos. Su prioridad no es ser un sabelotodo, sino más bien construir oraciones, párrafos y textos como si fuera un humano”, profundiza.

“Esta herramienta fue desarrollada para imitar la capacidad comunicativa de los humanos”

En su desglose, el escritor apunta a uno de los misterios sin resolver de la Inteligencia Artificial: la orientación de sus datos.

La herramienta fue alimentada con datos humanos, por lo que es muy probable que sus algoritmos repitan estas perspectivas sin cuestionar su objetividad. Es por ello que a ChatGPT se le puede pedir opiniones positivas y negativas sobre el mismo hecho y reproducirá textos en base a ambas posturas, sin posicionarse y sin diferenciar fake news.

Esta carrera tech tiene como objetivo crear el próximo gran “Google”, ya que los usuarios han encontrado en ChatGPT una manera ágil de encontrar información.

Si bien todavía se requieren de nuevos procesos de refinamiento e inclusive una exploración ética profunda sobre cómo podría ser utilizada, la disciplina de Inteligencia Artificial ha dado pasos agigantados en transmitir datos de manera que cualquier usuario no solo pueda obtenerlos, sino, al fin, poder comprenderlos.

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