Es Tuyo, del Barrio, de Todes

El exgobernador Alperovich podría ser condenado a 22 años de prisión

La querella pidió 22 años de cárcel para José Alperovich. Está acusado de haber abusado sexualmente de una sobrina segunda, que trabajó con él desde octubre de 2017 hasta mayo de 2019.

El fiscal Sergio Abraldes pidió 16 años y medio de prisión e inhabilitación especial perpetua para José Alperovich, el exgobernador tucumano acusado de nueve hechos de violencia sexual cometidos entre fines de 2017 y mayo de 2019 contra una sobria y ex colaboradora suya.

En la misma audiencia de alegatos, la fiscalía había solicitado 22 años de cárcel para el acusado y que quede desde este lunes bajo vigilancia policial para evitar el riesgo de fuga hasta que se dicte sentencia.

Al término de la jornada y accediendo a un pedido tanto de la fiscalía como de la acusación particular, el juez Juan Ramos Padilla dispuso que el acusado no salga de la sala sin una custodia policial “que por un lado lo proteja y por otro lo controle” durante las 48 horas que restan hasta la jornada de alegatos de la defensa, que tendrá lugar este miércoles para evitar el riesgo de fuga hasta que se dicte sentencia. Sin embargo, denegó los pedidos adicionales realizados por ambas partes,: la colocación de una tobillera electrónica, la prohibición de salida del país y la inhibición de bienes.

En profundidad

Alperovich llegó a juicio acusado por tres casos de abuso sexual, dos de ellos en grado de tentativa, y seis casos de violencia sexual agravada por acceso carnal ocurridos entre 2017 y 2018, en la Ciudad de Buenos Aires y en la provincia de Tucumán.

A lo largo de más de cuatro horas y con el acusado presente en la audiencia, la abogada querellante Carolina Cymermann repasó los principales testimonios y material probatorio en virtud de los cuales “está probado” que el ex gobernador “cometió múltiples hechos de abuso”. En esa tarea la secundó el otro integrante del equipo de la querella, Pablo Rovatti, quien consideró que el exfuncionario “es culpable de todos los hechos por los que ha sido acusado” y enumeró las pruebas que le permiten sostener esta afirmación.

Para Rovatti, en primer lugar, el relato de la víctima fue claro, persistente, espontáneo, e incluso estuvo cargado de angustia y de dolor. Además, en segundo lugar su declaración está apoyada por el testimonio de las personas que vieron su deterioro físico y psíquico, por aquellos que escucharon de su propia boca que había sido abusada (familiares, amigas, profesionales que la ayudaron). En tercer lugar, está corroborado por la experta del cuerpo médico forense el daño psíquico asociado a la victimización sexual y por último, está corroborado por los mensajes de WhastApp del propio acusado que le decía “te amo, sos mi dueña o podrías ser más cariñosa” y que no eran contestadas por la víctima que siempre trataba de reconducir las comunicaciones al ámbito laboral.

“También está comprobado que Alperovich mandaba a mudar a la gente con la que solía compartir departamento en Puerto Madero para procurar la oportunidad de estar a solas con la víctima, una joven a la que entonces apenas conocía y a la que llevaba 35 años. Están los mensajes de quienes sabían en mayor o menor medida que algo pasaba”, agregó.

Por último, el letrado aseguró que “frente a toda esta prueba”, para contrarrestarla, la defensa sólo esgrimió “la excusa pueril de un complot, un descargo inconsistente que está plagado de contradicciones internas, que es inverosímil y que está reñido con toda la prueba reunida”, excepto por los “testimonios de sus familiares, algunas personas que se prestaron a mentir y dos psicólogas inescrupulosas que se prestaron a copiar y pegar”.

Durante toda la audiencia que se extendió por 12 horas, Alperovich se mantuvo siempre con una expresión sombría, con los hombros arqueados hacia adelante y no sonrió ni siquiera cuando sus cuatro hijos presentes en la sala le demostraron afecto, ni cuando su hijo menor traspasó la puerta de madera que separa el banquillo de los acusados del público para abrazarlo.

El juicio

El debate oral, que se desarrolla en el Tribunal Oral en lo Criminal N° 29, a cargo del juez Juan Ramos Padilla, comenzó el pasado 5 de febrero y en su transcurso declararon más de 80 testigos.

Según la denuncia interpuesta contra Alperovich a fines de 2019, los abusos y ataques juzgados se produjeron entre el 14 de diciembre de 2017 y el 26 de marzo de 2018, en diferentes viviendas de las localidades tucumanas de San Miguel de Tucumán y Yerba Buena; y en un departamento del barrio porteño de Puerto Madero. En febrero pasado, la madre de la denunciante declaró que su hija “no volvió a ser la misma persona”.

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