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Otro bautismo repudiable en el Ejercito: 20 hombres quemados con cal viva y sidra

El Tercer Cuerpo del Ejército no encontró mejor manera que celebrar la finalización del curso de paracaidistas con un "bautismo" de cal viva. 20 de los 35 jóvenes terminaron con quemaduras. La insólita justificación de los responsables.

La muerte del subteniente de 22 años Matías Chirino o las dos vértebras rotas del cabo Michel Natanael Verón, de 26 años, en diferentes rituales de bienvenida al ejército llevaron a que, en 2022, el Ministerio de Defensa prohibiera este tipo de festejos. Sin embargo, nada de esto se tuvo en cuenta en Córdoba, cuando el Tercer Cuerpo del Ejército “celebró” la finalización de la formación de 35 jóvenes del Regimiento 14 de Paracaidistas con cal viva y sidra.


En profundidad. El ritual tuvo lugar el 17 de mayo y terminó con 20 de los jóvenes paracaídistas con quemaduras en el esófago, estómago, pulmones y ojos. Desde el Ejército Argentino emitieron un comunicado en el que aseguraron que se trató de “un error” y que en lugar de cal viva, deberían haberles rociado harina.

La tortura de iniciación se conoció por un video que se viralizó en redes sociales y que obligó al Ejercito a dar explicaciones. Desde 2022, los festejos y las ceremonias de este estilo quedaron prohibidas por el Ministerio de Defensa, tras la muerte de Matías Chirino, de 22 años, quien murió luego de un rito que implicó consumo de alcohol, realizar ejercicio extenuantes y sumergirse en una pileta fría y sucia.

En el video que circuló por redes sociales, se ve cómo un superior de los jóvenes paracaidistas se encargaba de gritarles “¡Paracaidistas!”, con la orden de que le respondan “¡Siempre!” para, en ese momento, arrojar la cal en la boca. Esa acción fue la que generó las quemaduras internas; y que según el Ejército se repitió no solo con ese grupo de 35 soldados, si no con los 221 egresados totales.

Tras hacerse público, el episodio quedó bajo investigación en la Fiscalía Federal N° 2, a cargo de Carlos Casas Nóblega. El abogado Jerónimo Argañaraz, representante de uno de los denunciantes, descartó que se haya debido a un “error” y marcó que no hubo consentimiento de los soldados. Además, en una entrevista con un medio local, el letrado sostuvo que otros afectados por el bautismo no se animan a denunciar porque “un alto jefe se enteró que algunos llamaron a la ART para ver si les podría cubrir sus afecciones médicas y al enterarse los hizo convocar y les dijo que estaban autorizados a tomarlos del cuello a quienes estaban yendo a la ART o dando aviso a autoridades judiciales”.

“Hay una máxima que dice que la ropa sucia se lava adentro por lo cual se labraron actas falsas con el objetivo de que no trascienda y se apliquen sanciones puertas adentro”, denunció Argarañaz a contramano de la versión del Ejército, quien se justificó diciendo que “debería haber sido harina” y hubo una confusión.

El actual ministro Luis Petri, de regreso de la gira por República Checa, no se pronunció al respecto.

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