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“Cristina no le dice a los compañeros que pongan el cuero, el cuero lo pone ella”

Lo aseguró Máximo Kirchner al encabezar una jornada clave para el peronismo bonaerense, enlazando los distritos de Florencio Varela, Berazategui y Quilmes, con la inauguración del Ateneo Regional “Néstor Kirchner”. Fue un acto repleto de militancia en el que el diputado nacional y presidente del Partido Justicialista de la Provincia de Buenos Aires, Máximo Kirchner, junto a Guillermo Moreno, hizo un diagnóstico y alentó a la militancia a construir hacia adelante.

En el sur del conurbano —una zona clave para el peronismo— se inauguró esta sede regional que funcionará como nexo entre los tres distritos bajo una emblemática marca vinculada al legado de Néstor Kirchner y la conducción de Cristina Fernández. Acompañaron la diputada nacional Mayra Mendoza y el economista-dirigente Guillermo Moreno junto a funcionarios, dirigentes y referentes territoriales.

“Tenemos en la cabeza un país, tenemos en el corazón a nuestro pueblo. Vamos a dar la pelea, no se terminó nada”, dijo Máximo Kirchner desde el escenario.

“De las derrotas, también se construye. Cuando Néstor salió a caminar para presidente, medía dos puntos. Estamos mucho mejor que esos dos puntos. A caminar, a construir, a organizar, a interpretar los sueños y anhelos de nuestro pueblo. Nadie se quiebra, nadie se rinde.”

Ese “vamos a dar la pelea” no fue mero slogan: el contexto electoral del peronismo bonaerense está marcado por una derrota reciente, y por la urgente estrategia de acumulación de esta fuerza política tendrá (y debe pensar) de cara a la sociedad para los próximos dos años. Kirchner denunció que “las mayorías trabajadoras” están siendo excluidas y sometidas, cuestionó reformas laborales que “empoderan al poderoso y debilitan al débil”.

Kirchner lanzó advertencias directas al interior del movimiento: “¿Cómo puede ser entonces que algunos responsabilicen a la mujer que no puede salir de su casa, mientras los que pueden salir se esconden cuando los resultados salen mal?” refiriéndose a Cristina Fernández de Kirchner, a la vez que advirtió: “son siempre hombres echándole la culpa a una mujer”

En su alocución también apuntó hacia los detractores de Cristina Kirchner: “Hay cosas que entre los compañeros en el peronismo no se hacen… algo que no debe perderse nunca es el respeto por lo que todos los días lo dan todo, como lo ha hecho ella.”

A su vez ayer, Máximo participó del ciclo de entrevistas de Cenital con un tono más reposado pero igualmente punzante. En ese mano a mano reforzó los mensajes del acto y ofreció citas que ayudan a entender la estrategia política: “Nadie se rinde, vamos para adelante.” “Responsabilizan a Cristina y ellos se esconden cuando los resultados salen mal.” “A caminar, a construir” se repitió como llamado final al militante.

 

 

En este contexto, Cristina Fernández de Kirchnersigue injustamente detenida, pero su presencia política es clave: como titular del PJ nacional, y como una dirigente que siempre enfrentó al poder, firme en su línea, marcando el camino y reclamando unidad. Es la conductora natural del movimiento aún si no está físicamente en el centro operativo del terriotrio. Máximo lo relativiza con reproche hacia los que dudan o la culpan, reforzando que ella ha sido la que puso el cuero, sin pedirle a la militancia que lo haga.

La renovación del espacio regional (el Ateneo) es parte de ese armado: no sólo un acto simbólico, sino un impulso para reactivar estructura territorial del peronismo, y de instalar que el liderazgo no se reduce a una figura sola, sino a una red de militancia organizada.

El acto del sábado es un punto de inflexión en la lógica del peronismo en el sur bonaerense. No es sólo inauguración de un local, es un mensaje: se reactiva una estructura territorial, se proclama lealtad, se reafirma un liderazgo histórico de Cristina, se marca la línea interna y se llama a la movilización frente a un escenario de perdida de derechos en lo que respecta a las políticas nacionales impuestas por Milei su alineamiento con los EUA.

La entrevista del domingo le da cuerpo a esa movilización, sin fisuras entre escenario y micrófono, entre discurso y estrategia. Para el peronismo, el desafío es doble: por un lado reconstruir confianza en la base tras una derrota; por otro, establecer líneas claras de conducción e identidad para no quedar a merced de tensiones internas. Este acto es un claro paso en ese camino, de organización, construcción, lucha y lealtades.

 

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