Dar testimonio en tiempos difíciles
En el Día del Periodista decimos que la comunicación será para el Pueblo o no será.
Cuando Rodolfo Walsh presentó su “Carta Abierta a la Junta Militar”, sabía que iba a morir. Por lo menos era consciente que desenmascarar el terror y hablar sobre el crecimiento de la deuda, iba a llevarlo a encontrarse con sus verdugos. Es en este sacrificio, donde él deja plasmada su entrega, su vocación de poner el cuerpo ante la injusticia y la censura.
Hoy, el panorama que denunciaba Walsh, no es muy distinto: la miseria planificada se desborda en las calles, cuando cada vez más compatriotas se quedan sin trabajo, sin comida, sin un techo sobre sus cabezas. Es que los cómplices del asesinato de Rodolfo y de 30 mil compañeros volvieron a tomar las riendas del poder político, vuelven a matar pibes por la espalda, nos endeudan a cien años. Contarlo tampoco es barato: la censura del gobierno de Mauricio Macri no sólo se da con las falsas causas que ofrece el partido judicial, también el aumento en los precios de Papel Prensa, que hace imposible que los medios comunitarios podamos darnos el lujo de poner en páginas lo que los multimedios no cuentan.
Pero los que entendemos que la comunicación es una herramienta de organización en la sociedad, pensamos que la pelea está en la mirada cotidiana. En comunicar lo que sucede y ponerle el cuerpo a la información, para salirnos de los estereotipos que nos imponen las empresas porque en ellas está, el mensaje del individualismo. Esa manera de comunicar, liberal y patriarcal que se reproduce desde los medios masivos, que disciplina a la mujer cuando le gustan los boliches y sale en minifalda, que tilda a los chicos de nuestros barrios como “chorros”, no nos representa. Porque comunicar, ya no es estar frente a una computadora acobijado por un aire acondicionado; sino patear la calle y acercarse realmente a los problemas de nuestros vecinos.
Las estrategias de dominación cambiaron, ya no es necesario secuestrar a alguien para hacerlo desaparecer, para eso existen las empresas que no cubren los despidos o que visten de “pasión argentina” que haya abuelos revolviendo los tachos de basura. Algunos piensan que se necesita el manual de Durán Barba para garantizar una elección. Nosotros nos reafirmamos ajenos a una teoría que representa el descarte del otro, pero nos creemos con la valentía de buscar distintos caminos, que nos ayuden a comprender mejor los escenarios políticos y sociales, para construir juntos un nuevo proyecto de país.
Esto nos lleva a una conclusión clave: hay que ganar las elecciones. Que el reclamo por una comunicación nacional, popular y feminista no se quede solamente en un papel decorada con palabras bonitas, sino entender que tomar una postura política es hacerse cargo del momento histórco que estamos viviendo. Como lo hicieron San Martin y Monteagudo, los primeros que pensaron una comunicación de cara a la revolución, como lo hizo Moreno, en contra de los aplaudidores seriales de la monarquía, como Rodolfo, cuando metió ese sobre dentro del buzón y disparó las palabras que lo llevaron a la muerte. Las palabras colectivas hieren letalmente al enemigo enorme que tenemos enfrente, no negociemos ni una coma.
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