Llenas de hartazgo a 7 años del primer Ni Una Menos

Se cumplen siete años de la primera movilización, de la primera caminata que empujamos al grito del Ni Una Menos. Desde el 2015 cada 3 de junio refleja la sintomatología de una cultura arraigada, que nos golpea, nos empuja a gritar, a pedir basta.

Cada año que pasa, las cifras se amontonan. Los femicidios se suceden, mientras que los femicidas y transfemicidas siguen libres y la justicia que nos tiene que proteger, es obsoleta y está ausente. Al final del día solo somos cifras y discursos vacíos que usan para escalar un poco más.

Mientras el feminismo llegó a la vida de muchas de nosotras para cuestionar, replantear y sensibilizar, a otras tantas personas llegó para usar como trampolín para sus intereses particulares.

Se cumplen siete años de aquella primera vez que recorrimos las calles bajo una consigna se hizo general: Ni Una Menos. Pero de aquel día hasta hoy, las marchas fueron muchas, demasiadas. Nos revuelven las tripas las mujeres desaparecidas, las diversidades violentadas y los hallazgos marcados de dolor, violencia y ensañamiento. Desde aquel primer Ni Una Menos, las calles se inundan de nuevas fotos de aquellas que no van a volver nunca más.

Y mientras más movilizamos, más exigimos y más visibilizamos, más cansadas y hartas estamos.

No hay presupuestos, no hay políticas integrales, no hay políticas aplicadas correctamente. Las leyes existen, su cumplimiento falla. Las estrategias se funden con la desidia y el despropósito. Y a la ley, la trampa. Avanzamos mucho, pero falta un montón.

El problema es estructural, histórico y sistematizado. Mientras pedimos más y mejores políticas, se construyen cimientos frágiles que duran lo que puede durar una gestión. Necesitamos políticas transversales, exigimos políticas integrales. Y rogamos, por favor, no ser la próxima.

Las cifras que abruman

A 7 años de la primera movilización que motivó el femicidio de Chiara Páez, los números asustan. Según el Registro Nacional de Femicidios, Femicidios Vinculados y Trans/Travesticidios del Observatorio Nacional “Mujeres, Disidencias, Derechos”, desde 2015 se registraron un total de 1956 femicidios. Es decir, en promedio se cometió un femicidio cada 33 horas.

Del total, 1685 fueron directos; 92 femicidios vinculados de niñas y/o mujeres; 131 femicidios vinculados de niños y varones; y 48 trans/travesticidios. De las víctimas, el 51% son mujeres de 9 a 40 años; el 24% de 41 a 60 años; 9% más de 60; y 16% de 0 a 18 años.

Con respecto a la cantidad de femicidios por provincia, desde 2015 a mayo del 2022, encabeza la provincia de Buenos Aires con un total de 683; lo sigue Santa Fe con 182; y Córdoba con 143.

Según el informe, 1553 femicidas cometieron un femicidio, femicidio vinculado o transfemicidios; 79 cometieron femicidios múltiples; 176 agresores siguen sin ser identificado; 177 se encuentran prófugos; y 151 son integrantes de una fuerza de seguridad.

Y la cifra más desalentadora: el 38% de los femicidas convivían con la víctima.

Asimismo, el vínculo entre el agresor y la víctima fue, en su mayoría, de pareja o ex pareja (67%); el 15% tenían un vínculo de familia; el 12% conocido de la víctima; y 4% desconocido.

Niñeces víctimas de la violencia

Desde 2015, 132 niños y niñas fueron víctimas de la violencia de género más extremas. El 46% de los femicidios en las infancias fueron vinculados.
En la misma línea, las víctimas que eran madres son en total 959; mientras que las embarazadas asesinadas en últimos años fueron 59.
Por último, el total de niños, niñas y adolescentes que perdieron a su mamá fueron 2156.

Denuncias

El porcentaje de víctimas que habían denunciado previamente a su femicida en los últimos siete años nunca superó el 22%. Los años que más denuncias se realizaron fue en 2018 y 2021 con 21%.